Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Epifanía

Me estaba quedando dormido mientras leía ese cuento de Stephen King sobre el náugrafo que se come sus pies, cuando me di cuenta: El Auto Increíble era un programa de lo más estúpido. Cuando en la casa lo veíamos, no creo que por un momento nos pasara por la mente la idea de que el show no fuera del todo realista. Yo creía en ese entonces que, bueno, la tecnología podía estar tan avanzada en Estados Unidos como para que un carro fuera inteligente. Darme cuenta de lo contrario es como salir de un estupor de más de quince años. Porque a pesar de todo, creo que la intención del programa era vender esa idea, de que Kitt era state-of-the-art. Y ahora sólo quiero gritar: "¡¿Un auto con sentido del humor!?¿¿WTF WTF??"

Y aunque nunca le comenté a nadie sobre mi ciega creencia de que existían autos inteligentes que hablaban, aparentemente era obvio para ese vecino con el que siempre iba a la secundaria, porque siempre que pasabamos cerca del mismo auto negro de lujo me decía "mira, ese carro habla". Y yo de menso que me voy a asomar, como si me fuera a decir algo. De hecho, independientemente de lo juegos mentales de mi vecino, pudiera ser que el mueble en cuestión hablara, ya que estando en el Tec aprendí que fue alguna moda tosca el que una voz dijera "cinturón desabrochado" o "puerta mal cerrada" en vez de prender foquitos; pero en aquel entonces yo todavía pensaba que si me hubiera podido meter al carro negro, éste me hubiera saludado de nombre.

Cuando se fue Ferminator a las 3 me dije a mí mismo: "por fin solo". Agotado. Pero con un bañito y mi playera nueva de Robotech, me sentí como nuevo... por media hora. Ahora estoy ya en un rocanrol muy débil; no, estoy folkeando. De aquí hasta las 5. Wo-hoo.

Abrieron el fin de semana el Movie City en el cable y de repente fue como que unwatched-movie-overload. Caché el final de Waking Life, y me desesperó e intrigó al mismo tiempo. Y, ¡ta-da! seguía Ghost World. Le cambié para ver si no me iba a perder de algo mejor, y en el TNT estaba empezando Fallen, esa que a nadie le gusta pero que es básicamente The Thing llevada un paso más allá. A mí me gusta. Finalmente no vi nada porque sabía que de quedarme aplastado en el sillón me iba a quedar dormido.

Yeah, whatever.
De verdad, no me la acabo. Un carro que habla. "Entendido, Michael". Psha. Y siempre que lo dejaba estacionado había algun hillbilly sentado ariba de él. Entonces Michael le hablaba desde quién sabe donde (se habrá ido en pesera) y Kitt daba reversa y dejaba al redneck asombradísimo (ahora que lo pienso, no podrían ser redneck porque estaban en Beverly Hills. A lo mejor turistas. Those wacky heartlanders).

Ahora que recuperé los controles del Xbox (se los había prestado a Fer para su programa, que por cierto sale sábados y domingos de 3 a 4 en el ahora libre canal 53) me puse a jugar Dead or Alive 3. Lo consideraba un juego que se veía muy bien, sobre todo en modo 16:9, pero que de ratito aburría. Para nada, me puse a jugar en modo de Time Attack y le empecé a ver complejidades que no había notado antes. Lo que es seña definitiva de que tengo que dejar el negocio de las reseñas, pues a los dos meses ando cambiando de opinión.

De niño me asustaban las cosas más raras. No nomás Thriller, sino cosas de las caricaturas. Los Thundercats, por ejemplo. Pero de eso mañana. Ahorita tengo mucho sueño...

Un carro que habla. Pfft.


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