Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




Good one, Suprnova



Tim Rogers

Una persona que admiro y aprecio tomó la foto en la izquierda. Es una foto graciosa, él es gracioso. Tim Rogers, se llama.

Cuando comencé a leer su livejournal, 108 secrets about the number 108, Tim vivía con su amigo Kasugi en un apartamento en Tokio, después de haber vagado por meses en esa ciudad, sin casa ni comida. Dormía en estaciones de trenes y cibercafés. A veces comía bolsitas de azúcar y poco más. Algunas de sus historias acerca de cómo es que casi toca fondo, muerto de hambre y sin un lugar donde dormir, son algunas de las piezas más desgarradoras que he leído en la vida.

Pero de alguna manera, sobrevivía, ya fuera por sus amigos, extraños, su enorme talento, o la más increíble de las suertes.

Es dodecalingüe, tiene tres títulos universitarios (uno en periodismo), ha escrito para las revistas gamesTM y EGM, entre otras. Recientemente entrevistó a profundidad a Hideo Kojima para Wired Magazine. Las cosas parecían irle bien hasta hace unas semanas. Lanzó un ultimátum a muchas revistas que le debían dinero pero que seguían pidiendo textos suyos, y algunas de ellas comenzaron a mandarle cheques. Un lector suyo le regaló un PS2 y muchas personas le estaban enviando juegos usados de Gameboy Advance, a causa de una extraña convocatoria que él había organizado y que funcionó porque él era Tim Rogers. Vegetariano y superdotado.

Tiene una banda de punk, llamada Large Prime Numbers, aunque sus miembros nunca han tocado juntos una sola vez.

De sorpresa, mientras se encontraba en Corea del Sur, a él y a Kasugi los corrieron de su apartamento. Kasugi regresaría a Osaka y se lamentaba, en el triste engrish de su email: "I lose my Tokio life". No Tim Rogers. Tim tiene un mes que matar en lo que llega Mayo, porque en Mayo tiene que ir a, sí, Los Ángeles, sí, a cubrir la Electronic Entertainment Expo para la página de videojuegos donde él es la estrella, Insert Credit.

Su críptico plan es "vagar" todo el mes de abril. Dijo adiós en un alarmista mensaje en su livejournal, anunciando que era su último post en la vida, lo cual probablemente no es cierto. Pero probablemente no volveremos a saber de él hasta Mayo, cuando se pueda alimentar en la fiesta de Sony o Electronic Arts.

Yo... no sé qué decir. Él es el primero en negar cualquier romanticismo que su situación pueda tener, pero tampoco se queja demasiado de ella. Parece que está demasiado enamorado de Tokio. Sólo espero que sobreviva este mes.

Tim escribe una novela cada mes. Me consta, he leído un par de ellas.



I'll have the Eraserhead chicken and a coke

Meditaba las razones por las que he puesto tan poco en este espacio últimamente, y llegué a la conclusión de que me estaba poniendo muchas trabas, muchos obstáculos. Ya van varias veces en las que llevo algo escrito hasta la mitad, y decido que no vale la pena ponerlo aquí. Y no entendía. Siempre he tratado de que todo lo que llega a acabar aquí sea limpio, ordenado e interesante (al menos para mí), pero estaba llegando a un punto en el que sentía que estaba actualizando por obligación... como si fuese una especie de trabajo.

Y luego ya, hizo click: me estaba volviendo demasiado consciente de los lectores de este blog. Y/o de la ausencia de ellos. Empecé con el tracker, que al menos me proveía de humor inintencional. Pero cuando incorporé Haloscan al template, sin saberlo me iba a convertir en una especie de esclavo del numerito al lado de "Comments". Así fuera 0 ó 7, no importaba: ese fragmento de código daba por hecho la intención de mi parte de que lo que yo escribía tenía destinatarios; destinatarios que tendrían una opinión sobre mis palabras, o destinatarios que no les interesa comentar nada y se entretienen con leer, o destinatarios que todavía no saben de la existencia de este blog porque tienen que franquear otras cinco páginas muertas con el mismo nombre.

Y recordé mis ideales de juventud, allá en el invierno del 2003, y me di cuenta: al menos en intenciones, yo no soy Gabriel García Márquez. No escribo para que me quieran, ni siquiera para llamar la atención. Ni para "exorcisar" mis entrañas, si mis demonios y yo nos llevamos de maravilla. Nah, escribo porque me gusta escribir y me gusta leerme. Aparentemente otras personas también toleran pasearse por aquí de vez en cuando, y eso está bastante chévere. Pero ya me estaba yendo yo por otro lado, uno donde los siguientes pasos eran poner trackback o un tagboard. Así que mejor doy marcha atrás ahora que estoy a tiempo.

Adiós a los comments. Si alguien tiene urgencia de mentarme la madre o de comentar conmigo algo que le haya interesado, me encantaría que me mandaran un correo. Ahora vuelvo a mi apacible soliloquio, que siempre tendrá ventanas para el que se quiera asomar.

***

Esto de correr me ha destrozado el delicado balance que había alcanzado en relación a mi tiempo de dormir. Los beneficios aún no se hacen evidentes, sólo el excruciante dolor en las rodillas y los muslos, y el hecho de que ya estoy durmiéndome hasta las 9 de la mañana.

A esto le añadimos que me desvelo más porque llegando de correr le he seguido metiendo cosas al Xbox, ahora ya con UnleashX como dashboard. Lo último fue Otogi, Kung Fu Chaos y 007 Everything or Nothing, aunque éste último desgraciadamente no funcionó. El UnleashX es una maravilla de dashboard, con música de fondo y preview de video en los menús, además de que la velocidad de su ftp es el doble que la del EvolutionX. Lo único malo es que se tarda un poco en cargar al inicio.

Estos días he estado preocupado por Sara (¡feliz aniversario princesa!), porque creo que ir a la escuela de día y trabajar de noche está minándola un poco. Y es que de hecho es bien matado... no tengo gratos recuerdos de ese estilo de vida, personalmente. Con suerte esta semana santa la organizaremos de manera que pueda descansar, sin preocupaciones...

Lo del pasaporte está quedando ya en estas semanas. Pronto la visa, y ya estaré comprando juegos de Saturn en McAllen Culkin antes de que termine el año, con suerte. Y quizá ese poster de The Mad Doctor, if you were wondering.



I bored myself awake

Free Tibet MY FOOT!
Soñé con explosiones de monstruos en ciudades oscuras y desiertas.

Lo anterior no es poesía de preparatoría: yo, en efecto, soñé que corría por calles desiertas iluminadas por luz mercurial, mientras me lanzaban bombas que al estrellarse en el suelo reventaban y gel y baba salía disparada para todos lados. Lo que estaba dentro de la viscosidad gemía. Y aunque yo recorría varios kilómetros con cada salto que daba, podía sentir las extremidades de estas torres bulbosas rozarme la espalda, pero sólo por un segundo; con la misma rapidez que se expandían, desaparecían. I'm running away from explosions of monsters, pensé, en el sueño, y en inglés suena mejor que en español.

Me quedan por ver ocho dvds de Hong Kong, y todas son películas de Hong Kong. No sé cómo le hacen los cantoneses, pero todas sus películas se ven como si hubieran sido filmadas en 1983, así sean de 1975 o de 1996. Hoy vi Bio-zombie, no tan buena como me la esperaba, aunque me llamó la atención el importante rol de The House of the Dead para Saturn y la ya casi extinta Gameboy Camera. Pero más que nada, ver a un Sam Lee de cartón me hizo valorar todavía más su participación en Ping Pong. Ese niño es un genio, y tuvo que salir de Hong Kong para dar la mejor actuación de su vida.

Veré más películas hoy, quizá Police Story II o Victim. Qué más me queda. Podría estar jugando 007 Everything or Nothing o Kung Fu Chaos, pero se me pasó la mano moviéndole a las entrañas del Xbox y dejé al chip inservible. Ya lo mandé reparar y mañana me lo regresan. Por lo pronto he estado avanzando un poco a Resident Evil en el Gamecube, más que nada encandilado por la absoluta belleza del próximo Resident Evil 4. It looks downright amazing.

Desde hace varios días tengo un chocolate Kisses de Hershey's en el bolsillo de mi chamarra de Milenio. Descubro que no lo he tirado porque, después de todo, es comida, y me costó todo un peso. Pero la verdad, no me gusta el chocolate. Me gusta el sabor, pero no el chocolate en sí: mi cutis graso se empeora, mi cuerpo lo asimila como centímetros alrededor de la cintura, y mis dientes lanzan alaridos de dolor al verse corroidos por el azúcar. Pero podría dárselo a alguien, alguien que no sepa que ya tiene varios días en mi bolsillo, y que de verdad le guste el cocolate. La miniatura se ha quedado ahí porque, simplemente, se me olvida sacarla. Como hace un par de días, me llevé una batería AA en el bolsillo trasero de los pants, por si necesitaba reemplazar la que estaba dentro del mp3 player de mi hermano. Ese día regresé de correr y estuve jugando Splinter Cell: Pandora Tomorrow por varias horas sentado sobre una pila AA olvidada.

Hablando de ese mp3 player, es una microcosita que cabe en la mano y que sólo tiene una capacidad de 64 megas, una baba. O sea que estaba ideal para llevármelo a correr. Pero, verán, se me ocurrió hacer eso justo el día que se vino una lluvia torrencial alrededor de las 5:30 de la mañana. Iba en mi segunda vuelta, y la verdad no me importó mucho. Entonces estaba corriendo, con la ropa empapada, escuchando "Rise" de Sugar Plant, que resultó ser una buena canción para correr bajo la lluvia, cuando de pronto KRAGJJJSKKKKKJJ mis tímpanos agonizaron hasta que me arranqué los audífonos: el mp3 player se había mojado y se estaba muriendo por dentro. Los botones no hacían caso y el aparatito no se quería apagar, así que estuvo chirriando un buen rato hasta que se quedó en silencio. Fuck, pensé. Ahora le debo mil pesos a mi hermano.

Nada, al otro día lo revisé y vi que la razón por la que no hacía caso cuando le picaba a los botones, era porque tenía opción de bloquearlos. No le pasó nada. Mis historias tienden a ser anticlimáticas últimamente. Descompongo las cosas pero al día siguiente se arreglan. Pobrecito.

Voy a conectar la tele al estéreo, a ver si alcanzo a ver a Mario Almada o La Risa en Vacaciones 12 en estéreo surround. Mi cuarto va a parecer antro playero cuando en las paredes retumbe aquél himno de "Qué calooooooooor". Y los plomazos en el subwoofer, a ver qué tal.

Splinter Cell 2 es muy bueno pero no tremendamente distinto al primero (al menos el modo offline; no tengo ni para tortillas, mucho menos para Xbox Live). El chocolatito se lo comió Sara. Sí.



¿Qué hago despierto a estas horas?

Stephen Chow es HARDCORE
Vengo de correr. Siempre he dicho que las cuatro de la mañana es la hora en la que se puede encontrar más silencio en Monterrey, incluso en un sábado. Corrí, y a los pocos minutos me estaba doliendo el pecho otra vez. Pero estaba vacío el parque, así que me senté a corregir lo que estaba mal. Respiré. No quería irme. Me molesta cuando hay más gente en el parque: cuando corro a veces quisiera cerrar los ojos, sin preocuparme de que vaya a tropezarme con otra persona. Ahora que estaba vacío el parque, igual tenía los ojos abiertos, porque las bancas y los árboles no desaparecen-- pero al menos no había gente. Seguí corriendo hasta que el dolor de oh-dios-mío-qué-estoy-haciendo-mal fue reemplazado por un dolor que indicaba que estaba haciendo las cosas bien. A ver cuánto me dura la moda.

Ya sólo me falta ganar la All-Cup en Mirror Mode para completar Mario Kart: Double Dash!! Me he vuelto bastante bueno, aunque todavía no puedo barrer con mis hermanos, que parece que respiran día y noche del juego. Del Metal Gear, no lo he visto por aquí, pero así es mejor. Ando tan pobre que no voy a pagar el cable para poder llegar a la quincena con al menos veinte pesos.

Quedé algo fastidiado con lo que escribí de BRII; la leo y no es de mis mejores reseñas. Antes de escribir otra reseña larga, probablemente haga unos quickies de otras películas que he visto en estos días. Stephen Chow es un genio cómico, les digo.

Cancelaron Anime Onegai. Mentiría si dijera que no estoy... confundido.



Battle Royale II: Requiem

Aunque Battle Royale funciona perfectamente como una historia autosuficiente, sin necesidad de una secuela, era por todos sabido que la puerta estaba abierta para una segunda parte. Shuya Nanahara y Noriko Nakagawa lograban escapar del juego y quedan como fugitivos de la justicia, por lo que había muchas posibilidades sobre cómo proseguir la historia.

Kinji Fukasaku y compañía se decidieron por algo más o menos así: tres años después de los eventos de Battle Royale, Shuya Nanahara es buscado por encabezar diversos actos terroristas. Un año después del tremendo atentado con el que abre la película, se declara un nuevo "BR Act", en el que un nuevo grupo de estudiantes participarán por la fuerza en un nuevo juego de sobrevivencia. El objetivo: infiltrarse en una isla para encontrar y matar a Nanahara en menos de 72 horas. Vuelven los collares explosivos, con nuevos trucos: además de las conocidas "zonas de peligro", los niños ahora deben andar en pares; si uno de los dos se aleja un par de metros del otro, ambos collares estallan.

Todo parece listo para seguir la fórmula de la cinta del 2000, ¿no? Falso. Battle Royale II: Requiem es una película más grande y ambiciosa, tanto en visión como en ejecución, y completamente distinta a su predecesora en casi todos los aspectos. El masivo cambio de dirección en la serie ha polarizado la opinión de quienes la han visto, y una mezcla de expectativas traicionadas e incapacidad para aceptar su nueva propuesta la han hecho una de las secuelas menos apreciadas de la filmografía japonesa.

Y es que, realmente, son dos productos completamente disímiles. Battle Royale es una fábula oscura, que contaba una historia mezcla de The Running Man y The Long Walk (ambas de Stephen King). rica en interpretaciones y segundas lecturas. Mientras que algunos se quedaban con los elementos de explotación en los que niños de secundaria sacan a relucir sus instintos primarios en un esfuerzo por sobrevivir, también se podía apreciar una profunda meditación sobre el abismo generacional entre la niñez japonesa y los adultos. Battle Royale es una historia de ciencia ficción donde una situación actual alcanza niveles críticos; Japón no entiende y no sabe que hacer con sus niños, quienes a su vez se sienten incomprendidos y descargan su frustración en episodios de violencia. Esta problemática se ha manifestado en más y más películas de los últimos años, desde la fantasía parricida de Fudoh: The New Generation, de Takashi Miike, hasta la anarquía escolar de Blue Spring de Toshiaki Toyoda. Incluso Spirited Away, de Miyazaki, tiene sus bases en el distanciamiento de padres e hijos en la sociedad japonesa.

Pero, verán, la belleza de Battle Royale reside en que todo lo anterior es una aproximación personal, una interpretación de la cual se puede prescindir y buscarle otras, o incluso disfrutar la cinta pasivamente. Requiem elimina mucho del valor interpretativo de la cinta original y hace ataques directos, literales, contra sus blancos. Es dolorosamente evidente que existe un mensaje específico en esta ocasión, y Kinji y Kenta Fukasaku utlizan todos los medios posibles por taladrarlo hasta el cansancio en el espectador.

En los primeros minutos es evidente el carácter confrontacional de Requiem, en oposición al discurso velado de Battle Royale. Después de la madre de todas las aperturas, aparece una transmisión de Shuya Nanahara y su grupo terrorista, "Wild Seven", en donde declara, con todas sus letras: "Le hemos declarado la guerra a todos los adultos. Los adultos fueron quienes nos obligaron a matarnos entre nosotros". Es como si hubieran decidido que mucho del mensaje de la cinta original había quedado demasiado escondido, por lo que había que explicarlo abiertamente en la secuela. En cierta medida, es decepcionante. La última imagen de Battle Royale, con su evocativo mensaje de "¡CORRE!", era un susurro urgente a todos los jóvenes, una advertencia de que no debían confiar en los adultos. El carácter explícito de Requiem parece, en comparación, un tanto burdo.

Se podrían encontrar varias explicaciones al cambio de tono en Battle Royale 2. La primera (y la que la mayoría ha manejado cuando de atacar al filme se trata) es que mucho del rodaje cayó en manos de Kenta Fukasaku, después de que a una semana de haber iniciado a filmar, su padre Kinji falleció tras una dura batalla contra el cáncer. Pero este argumento tiene poco peso: Kinji y Kenta escribieron juntos todo el guión de Requiem. Asimismo, Kenta Fukasaku se encargó de adaptar la novela original de Koshun Takami, y mucha de la autenticidad de los personajes se debe a su consultoría en aspectos de la juventud moderna.

Lo que probablemente sucedió fue que Kinji Fukasaku decidió desligarse de la novela original y llevar las mismas preocupaciones de Battle Royale a un nuevo nivel, y cruzándolas con una problemática más actual y urgente: el terrorismo.

Meterse en esas aguas es quizá el riesgo más grande que toma la película, y quedará para generaciones posteriores juzgar si fue un movimiento acertado. Se podría pensar que tratar este tema de frente puede interpretarse como oportunismo, que le valdrá que la cinta no envejezca con gracia. Puede ser. Pero el enfoque que tomó Fukasaku al menos le vale que me quite el sombrero ante el valor de todos los involucrados al hacer esta película: si se pensaba que la cinta original podría herir susceptibilidades en Estados Unidos, Requiem es poo menos que una provocación anti-estadounidense. Desde la impresionante entrada de la película hasta uno de los últimos giros de la cinta, Fukasaku no tuvo reparo alguno en demostrar descarnadamente su repudio ante la políticas antiterroristas de Estados Unidos.

Se puede llegar a pensar que este es "el" elemento sensacionalista de la cinta. Así como mentes más simples se interesaban en Battle Royale por ser la película en la que "niños se matan entre sí", Battle Royale 2 será vista (y criticada) por ser un testamento anti estadounidense y pro terrorismo. Pero lo que trata Kinji Fukasaku en su planteamiento es lograr una extensión más realista de lo originalmente expuesto en Battle Royale: que los niños heredan un mundo destruido por los adultos; que no importa qué guerra se libre, es siempre la niñez la que se ve más afectada... y es por eso que se debe librar una guerra final contra los adultos.

Para ejemplo de esta aparente contradicción está Shuya Nanahara, quien aparece formalmente a los cuarenta minutos de la película. Aunque Tatsuya Fujiwara sigue teniendo cara de eterno puchero, su personaje de Nanahara es uno muy distinto al de la cinta anterior. Ha emprendido una cruzada que lo hace vivir en un eterno conflicto: su lucha contra los adultos ha costado cientos de vidas, incluyendo las de muchos niños. Se trata, de todos modos, de un Nanahara endurecido, que ya no titubea al jalar un gatillo y así proteger a la banda de niños guerrilleros que lo acompañan.

El conjunto de personajes trata de explorar distintos puntos de vista del tema en cuestión, al mismo tiempo que repasa asuntos que no hubieran estado fuera de lugar en Battle Royale. El grupo de estudiantes en esta ocasión es una clase de alumnos problema, alienados por la sociedad, y que sólo se tienen los unos a los otros. El personaje principal, Takuma Aoi, es uno de los casos más graves. Su madre prácticamente lo abandona en la escuela, por lo que todo lo que le queda en el mundo son sus amigos. La masacre que se desencadena una vez que empieza la cacería por Nanahara lo afecta a más que ningún otro, y explota de furia y frustración contra el terrorista al verse involucrado en un sinsentido que le está destruyendo todo su mundo. Lástima que el actor Shûgo Oshinari sólo alcance a mostrar un rostro desencajado todo el tiempo, quitándole mucho del drama y la empatía que requiere el personaje.

Ai Maeda interpreta a Shiori Kitano, la hija del profesor Kitano, lo que le sirve como excusa al buen Takeshi para aparecer en una escena de la secuela. Memorable por su detestable papel en Gamera 3: Revenge of Iris, Ai hace en Battle Royale II una réplica de su actuación de niña chiflada, lo que hace dudar de su rango, pero que le viene bien para interpretar a su personaje. Para entender mejor la miserable relación que tuvo con su padre, se enlista voluntariamente al programa, buscando vengarse de Nanahara. Cualquiera esperaría que en un momento de la cinta se encontrara cara a cara con Noriko (su hermana en la vida real), pero desgraciadamente, esto nunca sucede.

El último personaje que vale la pena mencionar (porque el resto son unidimensionales o mera carne de cañón) es el profesor Riki Takeuchi, interpretado por... Riki Takeuchi. Quienes no estén familiarizados con el trabajo de "el Elvis japonés" encontrarán su aparición algo absurda y desmesurada, pero en realidad se trata de uno de los puntos más altos de la película. Más que si lo hubieran invitado a participar, pareciera que Riki se hubiese escabullido dentro de la cinta para hacer destrozos como sólo él lo sabe hacer. En su papel de maestro guía, es el exacto opuesto del estoico Kitano, gritando y haciendo gestos como lunático. La escena de preparación, antes de que los manden a la isla a buscar a Nanahara, se sentiría innecesariamente larga, de no ser porque se trata de una escena 100% Riki Takeuchi, que incluye dos de las muertes mejor montadas de toda la película.

Después de esta introducción a lo que será un juego más violento y letal, el viaje a la isla y el desembarco nos hace sacar del ropero el cliché de Saving Private Ryan, con todo y cámara temblorosa y fotografía estroboscópica. La secuencia sirve para mostrar dos cosas: a) que le echaron toda la carne al asador en términos de gore y muerte, porque resulta un baño de sangre que no tiene par en la cinta original; y b) la nueva dinámica en la que deben trabajar los participantes, que en los primeros minutos resulta en caos y muertes por doquier. Es una secuencia con bastante fuerza, en la que viejas ideas (escena de guerra, yawn) se mezclan con el suspenso propio de la serie, llevando un buen ritmo de la película hasta llegar a la primera hora de la película...

...Que es donde la cinta se detiene y comienza la explicación incesante del mensaje que la película intenta transmitir. Sé de primera mano que unas escenas rodadas en Afganistán molestaron a muchos norteamericanos, y las consideraron innecesarias. En realidad, estas escenas resultan integrales para entender las motivaciones de Nanahara y el mensaje que quiere compartir Fukasaku; pero forman parte un segmento de la película en la que en términos de acción poco sucede, por lo que puede considerarse como "un bache" en lo que hasta el momento había sido un ritmo bastante ágil. La historia y acción vuelven a retomarse hacia el final, afortunadamente, en un violento enfrentamiento entre el ejército y los jóvenes de la isla.

Esta divergencia en ritmo, a mi parecer, obedece a una de las decisiones estructurales de la historia, que se materializa en la primera hora. Si algo se le debe admirar a la historia, es que es impredecible. A través de varios giros el conflicto va cambiando de "guerra entre niños" a la "guerra de niños contra adultos". Así, el final poco tiene que ver con el principio, aunque para muchos la historia pierde su dirección an la última media hora.

El cambio de enfoque a media película da pie a una interpretación del conflicto entre los niños atrincherados contra un ejército de adultos, como una analogía del Tercer Mundo vs. Estados Unidos. Esta lectura sería muchos más satisfactoria de no ser porque Riki Takeuchi la explica llanamente cerca del final. Aparentemente no se quiso dar pie a confusiones y malentendidos, lo cuál es una lástima. Un poco más de sutileza hubiera sido más que bienvenida.

Así que ¿qué nos queda? ¿Es buena o mala? Probablemente sea error mío hacer tantas comparaciones con la cinta original, pero es difícil evitarlo, dada lo magnífica que es y las expectativas que creó para su secuela. Dicho sea esto, lo más importante que se puede decir de Battle Royale II: Requiem es que es diferente. Cambió las posibilidades de interpretación por un acercamiento más directo, un mensaje sorprendentemente agresivo (del que no debía quedar duda alguna, desgraciadamente) y por abordar sus problemáticas con mayor detenimiento y complejidad. Hay una escena, en particular, de la que me pregunté por qué no se había incluido en la cinta original. Una de las chicas observa cómo uno de sus compañeros fuma su primer cigarro, y se pregunta cuántas cosas no podrán hacer por primera vez, si van a morir tan jóvenes. Hay varias escenas como ésta, y es obvia la razón por la que no se encuentran en Battle Royale: porque en esa película no había un respiro, un momento de tranquilidad para reflexionar sobre el caos que estaban viviendo. Battle Royale II detiene la acción para voltear y preguntarse el por qué de tanta violencia, si algún día va a parar, y cómo es que nos venimos a involucrar en todo esto. Y aunque a veces esta reflexión alcanza tintes de propaganda, no pude evitar disfrutar como a cada momento la cinta iba rompiendo expectativas. Aunque Battle Royale tenía una profunda complejidad, era una complejidad oculta, sólo para aquellos dispuestos a reflexionar más allá del infanticidio. Requiem frena la acción para exponer su tesis, su postura, su declaración de guerra, y esto va a volver locos a aquellos que gritan "¡No! ¡Más sangre!" La película todavía tiene más giros, acción y sorpresas hacia el final, pero para el espectador casual, el daño ya estará hecho.

La mayor debilidad de Battle Royale II es su necesidad de explicar su postura y mensaje de manera literal, dejando poco a aquellos que querramos hincarle el diente para encontrarle mayor sustancia. Kenta y Kinji Fukasaku juegan todas sus cartas en un ataque épico y desmesurado, anclándose en una realidad actual que encontrará eco en unos y fastidiará a otros. Como su antecesora, plantea temas y problemáticas complejas, con la diferencia de que ahora están a la vista de todos. Algo hay que admirarle es que se trata de una de las secuelas que más riesgos ha tomado. Algunos pegan, otros no.

Pero no se puede discutir con Riki y esa espectacular escena inicial, que dice más que mil palabras. Battle Royale II: Requiem, pese a sus fallas, vale mucho la pena.



Yumegiwa last boy...

Ni mis nuevos cables salvan a Tenchu: Wrath of Darkness.
De un tiempo para acá el trabajo ha estado oliendo a Resistol. No del 5000, sino del blanco que uno se pegaba en las manos hasta que se secaba y después se arrancaba como si se cambiara de piel. Ese recuerdo de desperdiciar pegamento no es mío, sino de Sara, pero estoy seguro de que yo también lo hice alguna vez. Yo mordía el lápiz adhesivo.

Y lo que huele es pintura.

Comencé a correr otra vez, y el primer día no me fue muy bien. Llegué a la casa sufriendo un episodio asmático, raro en mí, porque no tengo asma. Lo bueno es que, a diferencia de otros "primeros días", no siento el cuerpo adolorido. Solo tengo los pulmones llenos de fluido =).

Y he estado alejado del blog porque he estado viendo películas. Muchas. Una cada día, todas distintas. Ong Bak fue la primera, por lo que empezamos con el pie derecho. Va a estar muy difícil que otra película de acción la supere. Luego siguieron otras japonesas y una de Stephen Chow. Luego vi Ping Pong.

Ayer vi Ping Pong por segunda vez. Posiblemente la volveré a ver otras dos veces antes de que termine el mes. Es... hermosa.

A un par de días de que nos pagaran, ya estoy sin dinero otra vez. Me siento como el maestro Nueno, de Jigoku Nube Sensei. Mi gasto de la semana fueron unos cables de video componente para reemplazar los que venían con el Hi-Def Pack del Xbox, que eran de pobre calidad. Esto, porque mi desorden obsesivo compulsivo volvió a aflorar y me pedía a gritos que le aumentara la nitidez y riqueza de colores a la imagen del Xbox. Hay una ligera mejoría... y más vale, porque me costaron 300 pesos. Los estrené con Tenchu: Wrath of Darkness, y minutos después ya estaba jugando mejor Halo. Decepcionante, el Tenchu. Pero ni modo, a comer juegos, porque ya no me quedó para mis salidas.

Mañana: ¡¡Kurenai reseña Battle Royale II!!



Disyuntiva!

Kurenai.wronger.com ya funciona. ¿Qué hago?

EDIT: Mentira. La página se ve, pero sigo sin poder entrar al ftp. Como lo que está pasando con Soul Senders. Lo que significa que no puedo tumbar todo desde adentro, como ya había decidido.

Lo que más me pudre es que aparece prominentemente en Google y tiene más visitas que Fateback. Y no hay manera de quitarlo del buscador. Ya cancelé la cuenta con web1000, a ver si me hacen el favor y borran todo de su base de datos.

Ya son las doce, lo que quiere decir que paquetería no va a llegar hoy con mis dvds, como había esperado. Estoy. Seriamente. Preocupado. Dos semanas no es lo más que se ha tardado un paquete de Hong Kong; pero como nunca había pedido tantas películas, con cada día que pasa va en aumento el temor de que aduanas lo esté revisando para ponerle un valor arbitrario y ridículo.

Hoy sale Metal Gear: The Twin Snakes para Gamecube. You know, la razón más grande por la que me conseguí un Gamecube. No sé si vaya a poder comprarlo la quincena que entra (parece que me voy a gastar todo el dinero en baterías, o al menos así se siente), pero no voy a adquirir nada antes de ese juego. Ni Ninja Gaiden, ni Zelda, ni Eternal Darkness. Na-da. SNAKES ROCKS!!!! WOOOO!!!



What would Jesus say?

Mi colonia es un hervidero en estos días, debido a problemas de intrigas y traiciones eclesiásticas. El chisme va más o menos así: un sacerdote muy querido de la parroquia local fue, sorpresivamente, puesto a rotación antes de tiempo y las autoridades arzobispales lo mandaron a impartir la palabra de Dios a otro estado. Los primeros días se sintió gran indignación por tal suceso: el sacerdote se había ganado la aceptación y mucho más de los fieles, y todavía le faltaban varios años para su justificada rotación. Porque yo ya había visto lo mucho que sufrían cada seis años, que es cuando normalmente les cambian a un padre, me pareció un golpe bajo a mis papás, de los más cercanos al sacerdote. Incluso yo lo llegué a ver un par de veces, cuando fueron las bodas de plata de mis jefes, y me cayó bien el tipo. Pero hasta ahí. No le dí mayor importancia al asunto, y nomás me restaba esperar que lo superararan y se enamoraran del nuevo párroco pronto.

Fue entonces que la cosa se puso seria. Como si le pusieran limón a la herida, el nuevo padre resultó ser un patán. Acá, old school. Que por sus sagrados huevos se hacían las cosas así o así, y al que no le guste se puede ir de mi parroquia. Aparentemente en ninguna otra colonia se había encontrado tanta resistencia, y se nota que siempre le ha gustado que le besen el anillo dondequiera que vaya. Aquí no. Gente de su anterior parroquia lo ha seguido hasta aquí, y ha habido una especie de enfrentamiento entre los partidarios del sacerdote expulsado y los del nuevo ogro. Según me cuenta mi madre, el anterior padre estaba comprometido con la comunidad y les daba toda especie de libertades a los grupos evangélicos, como al que pertenecían mis padres. En cuanto llegó el nuevo padre, les cerró las puertas de la iglesia (literalmente) y se ha mantenido en una coraza que no admite una cooperación entre colonia e iglesia, una especie de tiranía de los años 50 que se ha ganado el encono de quienes eran asiduos a los grupos de la iglesia.

Ahora se ha llegado a un punto muy negro en el que el nuevo sacerdote, al no poder asentarse sin problemas en su nuevo reino, ha iniciado una campaña de desprestigio contra su antecesor, llegando incluso a afirmar que muchas de las contribuciones efectuadas durante su periodo provenían de nexos con el narcotráfico. Yikes.

Aparte de que resulta una interesante historia de poder y manipulación, todo esto no trascendería de no ser porque me ha afectado a mí directamente. Como el nuevo padre ya no deja a los grupos de matrimonios reunirse en las instalaciones de la iglesia... ahora se reúnen en nuestra casa. Dos o tres veces a la semana. Y es un infierno.

Tan sólo ayer en mi cocina hubo una concentración masiva de señoras (y los esposos que obligaron a asistir), haciendo un brainstorm para escribirle una carta al obispo pidiéndole que le dé gas al apestado en cuestión. Desde mi cuarto se oía todo y me daba escalofríos. No hay nada más creepy que cuando una anciana explica algo. Es difícil que me entiendan, pero es... hablan casi gritando, diciendo todo lo que se les viene a la cabeza, repitiendo lo obvio... y al mismo tiempo es un discurso fático, que el mundo no necesitaba, y que sólo ha sido enunciado en un afán por llamar la atención.

Como sea, espero que todo se resuelva pronto (de preferencia con una guerra civil santa) para poder volver a caminar sin camisa por la casa en las tardes.



Mario Party 2: Sushi Hiding Edition

Hoy nos escondimos de un sacerdote y hablamos de videojuegos mientras hacíamos otras cosas. Como jugar videojuegos.

Una de las razones por las que pronto me caso con Sara es porque estoy de acuerdo con lo que Chris Charla una vez dijo en la sección de cartas del difunto Daily Radar: si una chica es bella, buena, inteligente Y le gustan los videojuegos, cásate con ella. Es demasiada suerte.

Nací con buena estrella, eso es todo. Así que hoy fue un viernes de cambio de planes y de quemar horas frente a la televisión, apretando controles de plástico. De cambio de planes, porque a la noche íbamos a ir a Italiani's a celebrar el cumpleaños del esposo de una amiga de Sara. Pero para variar, a esta amiga le dio temperatura y se pospuso el evento hasta mañana o pasado. Me dejó en un predicamento. Como mi casa iba a ser invadida por grupos evangélicos y un párroco fugitivo a las 8:30, había encontrado solaz en la idea de estar lejos de mi casa toda la noche.

Antes de que el pánico cundiera, sin embargo, estuvimos jugando Mario Kart y Mario Party 2. He descubierto que Mario Kart es muy no-divertido en muchos aspectos, y eso me desconcierta. No es un mal juego, pero creo que lo tenía en un pedestal. Mario Party 2, como quiera, sigue rockeando, y estuvimos a punto de acabarlo (en empate, parece) cuando nos dieron las ocho, hora de ir a Italiani's.

En eso habló el celebrado y dijo que todo se posponía.

Piensa, Kurenai, piensa. Fuimos al sushi; no porquerías del Bonkey, sino sushi decente. Ninguno de los dos teníamos mucha hambre, pero era agradable salir en lo que se sentía una noche de verano. Platicamos mucho de Mario Party 2. Esa es otra de las cosas especiales del juego: que horas después uno sigue hablando de él. Le conté a Sara lo que pasaba por mi cabeza cuando escribí el post anterior, y cuando me preguntó que por qué la monita tiene una cámara me di cuenta de que no le había comentado nada sobre Beyond Good and Evil.

"Es como... la cámara es importante porque entre otras cosas se parece mucho a Pókemon Snap..." Y ahí supe que la había perdido.

Pókemon Snap!" dijo, golpeando su puño contra la mesita del restaurant de sushi. "Quiero jugar ese juego."

Hace un par de años le había pedido el Nintendo 64 a mis hermanos y jugamos ése. Y entonces me acordé, je, que entre los juegos que mis hermanos me heredaron estaba, en efecto, el Pókemon Snap.

"Muy bien, jugaremos cuando regresemos a casa." Ya habían traído los rollos, y esta vez fue emocionante porque pedimos uno diferente, cuya mayor virtud fue que estaba envuelto en unas tripitas muy ricas.

En el camino de regreso a casa nos retrasamos lo más que pudimos. Pasamos por nieve, y nos sentamos en las bancas de afuera de la Sultana. Pero era inevitable: cuando llegamos a la casa, estaba hasta el queque de gente muy seria hablando seriamente con el padre sobre cosas... muy serias. No tenía nada que ver con nosotros, así que dijimos buenasnochesconpermiso y nos escabullimos al cuarto. Ahí jugamos Pókemon Snap por cerca de una hora, y a mi todavía me duelen los ojos (en serio) por estar expuesto tanto tiempo a las gráficas asesinas del N64. Luego vimos Seinfeld y casi nos quedamos dormidos. Bueno, yo no me dormí, Sara sí.

A medianoche la grey no se había dispersado. Sara me apoyó lo más que pudo pero al final emprendió la retirada. Yo regresé y me acosté en el sofá cama de mi cuarto, pensando que no iba a poder conectarme temprano. Programé la tele para que se prendiera a la 1:30 de la madrugada, y no se si falló o estuvo prendida por una hora y luego se apagó, porque me vine despertando ahorita a las 3.

Tengo dudas sobre qué hacer al rato. Ver el programa final de Virtual Zone, sí, pero ¿después? Estoy tentado a ir a Reforma a comprar un control remoto, u otra vez al Río, a cambiar el dvd de The Who que tengo enterrado por ahí por el de Ninja Scroll. Pero el dinero se acaba. Y todavía hay que ir a Italiani's.



Lo mejor del 2003

Finalmente no me tomó "mucho, mucho tiempo" terminar Beyond Good and Evil. 13 horas. Un escándalo.

Cuando completé el juego y apagué el Xbox, le di carpetazo a los juegos del 2003. No es que no vaya a jugar The Legend of Zelda: The Wind Waker o sus contemporáneos, sino que para mí ya no entran a la competencia. Los mejores juegos del 2003, a secas, son:

1. Beyond Good and Evil

2. Viewtiful Joe

3. Prince of Persia: The Sands of Time.

Hay otros juegos, claro, muy buenos. Pero ésos tres son los que más han hecho por los videojugadores y por los videojuegos en general. Viewtiful Joe es un bólido anacrónico que desborda sustancia y estilo. Sands of Time es el único juego que ha podido recapturar toda la emoción y asombro exclusivos del Tomb Raider original, y los elevó a la décima potencia. En cuanto a Beyond Good and Evil... juro que no había visto un juego que hiciera tantas cosas tan bien desde Halo.

Supongo que otro día elaboraré. Hoy no. Estoy muy cansado. Sólo quería decir que, desgraciadamente, la mayoría de los jugadores de hoy en día no tienen ningún criterio. ¿Soul Calibur 2? ¿Final Fantasy X-2? En el 2003 lo que más vendió fueron ideas recicladas y seguras, mientras que los juegos genuinamente originales fueron ignorados y se quedaron en el camino. Temo lo que pueda pasar en el 2004, ahora que se vienen los competidores realmente fuertes. Si estos tres juegos vendieron tan poco en un año de pocos megahits... ¿cómo les irá a juegos similares frente a un Half Life 2, un Doom 3 o un Perfect Dark Zero?

Sinceramente, la industria de los videojuegos se está pareciendo cada vez más a la del cine. Sigh...



These songs of March, will break your heart

Tengo cerca de 13.5 gigas de música de videojuegos. Esto es poco en comparación a las colecciones de otros, pero igual, sirve para ilustrar un punto. Muchos de esos discos puede que nunca los escuche. Pero por lo pronto, tengo en una carpeta, que no he tenio el corazón de renombrar y se ha quedado simplemente como Nueva Carpeta, 26 canciones, que a lo largo del mes he estado agarrando de discos y colocando en el disco duro. A veces representa darle una mordida al chocolate y tirar el resto a la basura, pero en realidad, es una necesidad. La mayoría de los soundtracks de los videojuegos son una tortura escuchar de corrido, salvo proyectos estelares como Final Fantasy VI, que son tres discos de pura delicia. Pero incluso de ese soundtrack sólo tengo los últimos tres mp3 en el disco duro.

Y escucho este pool de canciones, junto a Hakkoichu, y algunos tracks sueltos de Train, de The Blue Hearts. Ahorita lo estoy escuchando. Y me da tristeza que muchas de estas canciones no podrían funcionar en un MIX CD. Me da tristeza porque aunque quisiera compartirlas, sin su contexto pierden fuerza y quedan nada más como canciones bonitas. Hay algunas que no se les puede discutir su belleza y otras rockean como no tienen idea; pero recordando de dónde viene cada canción, en qué momentos las escuchamos por primera vez, se trata de música para hacer llorar a fans, para que dejen todo lo que están haciendo y que escuchen con atención.

Por el momento estoy bastante encariñado con la música de Mother 2, mejor conocido como Earthbound en América. La mayoría de los tracks son números bastante directos y pegajosos, como el tema del pueblo de Onnett, que estuve tarareando toda la semana pasada (aunque es casi imposible de replicarlo con cuerdas vocales humanas); pero se han quedado conmigo algunas canciones que encapsulan más la identidad del juego. "Winters" y "Scarab" son piezas multimelódicas que en momentos son muy pegajosas, pero que a la mitad se vuelven... extrañas. Como ver la televisión y que de pronto la imagen se distorsione por segundos, para luego volver a la normalidad. No que se pongan ruidosas o incoherentes, sino que cambian de tono y dirección y uno piensa, algo está pasando aquí... Y ese es básicamente el sentimiento general de Earthbound: todo se ve muy bonito, sencillo e infantil, hasta que te topas con momentos que simplemente dan miedo, por lo inteligente que resulta ser la narrativa bajo la apariencia inocente y primitiva del juego.


Después de terminar Breakdown comencé Beyond Good and Evil. Me hizo recordar una conversación que tuve con Fer hace mucho tiempo, cuando pasé Año Nuevo con su familia. Sería mediados de los noventa, porque hablábamos de lo que esperábamos del Nintendo 64. Yo tenía en la mente una imagen muy específica de lo que quería: Megaman corriendo en unas escaleras, dentro de un castillo de paredes verdinegras iluminadas por velas. Cuando finalmente salió un juego de Nintendo 64 de Megaman, a mí ya no me interesaba la consola, y resultó ser una cosa muy primitiva. Lo que yo tenía en mente sólo se podría realizar un par de generaciones después: quería fuentes de luz reales, una cámara dinámica como la de Devil May Cry, millones de polígonos por segundo y texturas de alta resolución.

Puede que este juego de Megaman nunca se realice. Pero mientras trataba de mantener oculta a Jade en una de las primeras partes de Beyond Good and Evil, tuve que sonreir al ver la fuente de luz azul que caía sobre su rostro, mientras pegaba su cuerpo a una pared verdinegra.

Me reservo más comentarios hasta que lo pueda terminar o vaya más avanzado (tengo la sospecha de que este juego me va a tomar mucho, mucho tiempo acabarlo), pero por lo pronto puedo decir que lo estoy disfrutando inmensamente.

Otros juegos que esperan pacientemente en el disco duro son Metal Slug 5, King of Fighters 2003 y Sonic Heroes. Sí, pese a lo que había dicho en una ocasión, decidí darle otra oportunidad a Sonic Heroes. El primer nivel sigue sin gustarme, y me desespera esa manía del juego de animarte a ir más rápido, al mismo tiempo que requiere que te frenes a tronar bloques o caer en cañones.

Como sea, el juego que más me ha distraido de Beyond Good and Evil ha de ser Mario Kart en el Gamecube. Lo que me friega es que sólo tengo un control, aunque eso puede que se arregle pronto.

En estos días llega el correo con cerca de 22 dvds, por lo que me ha dado por estar despierto en las mañanas. No me agrada. La piel me arde y siento que los ojos se me van a caer. A veces ni siquiera es necesario que yo esté despierto, porque hay bastante gente en la casa que puede recibir los paquetes. Pero ya tengo todo el horario movido. Edu me dice que tome Diazepam, y me sonrío. Es lo que toma Snake en Metal Gear Solid para que no le tiemblen las manos al usar el rifle de francotirador.

Ah, está sonando esa canción... que me parte el alma.


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