Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




The Life Aquatic with Steve Zissou


Entonces, The Life Aquatic with Steve Zissou. Me gustó, en la misma medida que me gustó The Royal Tenenbaums. Esto es, mucho, pero menos que Rushmore.

El asunto es, hay dos cosas que impiden a Tenenbaums ser grande: por un lado, es demasiado fría. Todo, diálogos, tomas, escenarios, hasta los detalles más simpáticos, se sienten clínicamente calculados. No me gustó eso, le robó parte del alma que debió tener el producto final.

Lo otro fue que Tenenbaums estaba poblado de personajes que se inclinaban peligrosamente hacia la caricatura. Rushmore está basado en Max y el sr. Blum, dos personajes completamente normales que tienen un rasgo emocional único que los hace orbitar hacia direcciones inusuales. El elenco de Tenenbaums parece una lluvia de ideas sin depurar. A veces siento que cada uno carga con demasiadas cosas como para tomarlos en serio.

Pero aún así, adoro esa película.

En Life Aquatic, Wes Anderson corrige el primer problema, el más urgente. Devolverle la vida a sus historias. La cinta es mucho, mucho menos rígida; si Rushmore es Nueva Ola en espíritu, Life Aquatic lo es en su factura. Resulta casi redundante mencionar que los planos ahora son de estilo documental, temblorosos y deambulantes (que, como puede demostrar Arrested Development, imprime un realismo cáustico a cualquier comedia). La improvisación es evidente, y las tomas se alargan para adaptarse al ritmo de los actores. Resulta brutal el contraste con el puño de hierro del montaje de Tenenbaums.

Pero, lástima, se le pasó la mano. Si el ojo exacto de Anderson me llegó a comunicar frialdad, al menos me llevaba felizmente de la mano a través una narrativa sólida como el acero. Con este nuevo estilo la palabra clave es loose, y si bien ayuda a imprimirle profundidad al personaje principal, llega un punto en el que se nos olvida de qué se trata la película. No en el sentido conceptual, eso es muy claro (padres e hijos, "how the mighty has fallen", etc.), sino en el más llano de la historia, el de "qué diablos está pasando". Lo que nunca en una cinta del director: el aburrimiento siempre parece estar rondando en cada esquina, y se recurre a medidas desesperadas para espantarlo, como unos tiroteos que se antojan tan fuera de lugar que parecen escenas de sueño. Simplemente, Anderson se fue al otro extremo del espectro. No necesitaba abandonar su precisión al dirigir, sólo aflojarla un poco.

No es en esta película cuando cae por completo en crear caricaturas más que personajes, como me temí cuando vi el póster que mostraba al extenso elenco. Acaso Willem Defoe se acerca al patrón, pero al final hasta resulta entrañable. Afortunadamente, todas esas personas tienen roles secundarios (a diferencia de Tenenbaums, donde todos parecían ser los protagonistas), y la cinta es toda de Bill Murray. Y Bill Murray interpreta a... Bill Murray, otra vez. En Rushmore dominó el papel del hombre triste y cansado pero gracioso, y paseó el personaje con menos éxito en Lost in Translation y The Royal Tenenbaums. Pero hay algo en Steve Zissou que me parece un adelanto para Anderson como guionista. Su caída no tiene nada que ver con la de los niños Tenenbaum: la estrella de Zissou se ha ido apagando y no tiene a un patriarca al cual culpar por ello. Zissou lo va perdiendo todo, pero al final no recupera, sino que tiene que reconstruir desde cero. Sólo hasta que está en el pequeño submarino, enfrentado cara a cara con el propósito de su vida maltrecha, se da cuenta de que tiene que soltarse. Esa última línea equivale al suspiro del señor Blum cuando Max le presenta a su padre. El mundo ha cambiado a partir de ese momento.

Gana y pierde: en su intento por recuperar la candidez de Rushmore, perdió el filo de toda la filmografía de Anderson. Pero hay de todas maneras mucha belleza en esta historia. Tenenbaums y Rushmore trataban sobre gente que al final encuentran algo que habían perdido. The Aquatic Life es mucho más triste, rompiendo el balance con la comedia que siempre habia clasificado a las cintas de Anderson como "agridulces". Es una emotiva historia sobre muerte y resurrección. Y al final, con esa toma del barco... vemos que sí es dulce después de todo.
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Sega Fantasy VI

Para quien tenga un vasto conocimiento sobre la historia de las consolas, y un lugar especial en su corazón para Final Fantasy VI, esto es simplemente... maravilloso.
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No es justo

Y que me pongo como el Pato Zambrano cuando se enteró de la muerte del Papa, al descubrir que en mi nuevo lugar de trabajo existe un firewall impenetrable. Todo, todo ha quedado inutilizado: mirc, bitorrent, emule, winmx, DC, el ftp del periódico de Xalapa... hasta el Shoutcast de Winamp. Estoy absolutamente devastado por la pérdida de mi estilo de vida.

No es tanto por los juegos. De Xbox quedan muy pocos interesantes antes de la llegada del Xbox 360, y de todos modos iba a comprarlos (Half-Life 2, Psychonauts), y ya fuera de eso todo va a ser Gamecube (DK Jungle Beat, Zelda) y PS2 (Wanda and the Colossus, God of War, Okami). La interrupción en el flujo de películas es un poco molesto, sí, pero al menos tengo la tranquilidad de que siempre podré conseguirlas de una manera u otra en el futuro.

Lo que realmente me parte el corazón es que se acercan pronto los episodios finales de Lost, además de que Doctor Who se estaba convirtiendo en una de mis series favoritas. Ahora me toca estar fuera de todo eso, como pobre diablo.

Pues sí, ni modo, a poner Internet en casa. El problema es que Prodigy no es una opción. Estoy entre Intercable y Netvoice de Avantel. Todos tienen pros y contras, estoy muy indeciso... pero me urge este asunto.
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Doom 3

Una broma es más graciosa entre menos gente la entienda, dicen. La naturaleza del chiste local me ha interesado mucho porque, aunque la mayor parte del tiempo me parece detestable y reprensible, puedo entender cómo la exclusividad le da una dimensión humorística más rica. Está el asunto de la temporalidad y la audiencia, sin embargo. ¿Vale la pena sacrificar el alcanzar a un mayor número de personas a favor de un mensaje más fuerte, confinado a un tiempo y un grupo específicos? Episodios viejos de Saturday Night Live son en su mayoría inútiles hoy en día, por ejemplo, porque ya pocos se acuerdan de quién es Ross Perot o Dan Quayle. Pero en su momento, la risa que arrancaron a su audiencia fue genuina: el mensaje era para ellos y sólo ellos, detenidos en un momento histórico que no se volvería a repetir.

Doom 3 ha sido desde el principio, de manera similar, una experiencia elitista. Un chiste local, que tomó la decisíón de darle la espalda al consumidor casual para poder enfocarse en unos pocos privilegiados que podrían darse el lujo del juego completo, tal y como debía jugarse. Jugar Doom 3 para PC en condiciones óptimas requería una escandalosa inversión en hardware, so pena de tener que conformarse con jugarlo en una pequeña ventana en el centro del monitor. No todos tenían la posibilidad de entender completamente el chiste, pero al menos se les permitía una pequeña probada. Demasiado pequeña, quizá, para entender finalmente cuál era todo el alboroto.

La misma experiencia se presenta ahora en el Xbox, y el hecho de que ahora se encuentre en un hardware homogeneizado no impide que Doom 3 sea una experiencia que demande mucho en términos de tecnología. Si bien la opción de verlo en pantalla ancha en 480p es sólo eso, una opción para verlo en alta definición, el componente del sonido es absolutamente crucial para comprender por completo la intención del juego. Se requiere sonido envolvente (de hasta 6 canales y un subwoofer) para ver más allá de las supuestas limitaciones del diseño de juego y materializar el ataque a los sentidos que el juego de Id representa.

A grandes rasgos un remake del primer Doom, la historia puede resumirse en que en Marte se abre un portal al infierno. Ésa era toda la introducción que se requería en Doom, y ya lo demás era masacrar hordas y hordas de demonios. Si pensamos en esta premisa, pelear contra demonios en Marte se traduce conceptualmente en terror de ciencia ficción. Doom 3 es un juego de terror de ciencia ficción, no sólo en concepto, sino en impecable ejecución.

Mientras que Doom y Quake habían sido experiencias viscerales de eliminar a todo lo que se moviera, Doom 3 toma un camino mucho más cerebral, casi clínico, hacia el género del terror. Esta vez la adrenalina no fluye por las docenas de enemigos en pantalla, sino por ruidos aislados en el silencio y las abundantes sombras, que pueden ocultar a los demonios. Énfasis en pueden. La paranoia llega a alcanzar niveles que obligan a revisar cada rincón con la lámpara de mano para segurarnos que no nos va a sorprender un engendro, lo cual es en sí peligroso: mientras se sujeta la lámpara, no se puede cargar el arma y viceversa, tensa situación que obliga a decidir si se quiere estar seguro o si se quiere sentir seguro. Porque cualquier sombra pasajera, cualquier cable moviéndose con el viento llega a detener el corazón.

Pero es el sonido, repito, lo que realmente hace o deshace a Doom 3. Tener un par de bocinas traseras que te alerten de que acaba de aparecer un demonio a tu espalda es básicamente contar con un par de ojos más en la espalda. Cuando la aventura comienza a ponerse mucho más infernal, el jugador se ve sumergido en una cacofonía de sollozos, risas macabras, susurros y gritos. Hasta una tos aislada llega a hacerte brincar.

Debo admitirlo, sin embargo: a la mitad del juego comencé a desear que terminara pronto. Tan fuerte como es la experiencia principal, hay largos periodos en los que se agradecería algo más de variedad. Llegan a cansar el buscar llaves y esperar al siguiente monstruo brincando de entre las sombras. En las últimas partes del juego los cambios de escenografía evitan el aburrimiento total (de manera similar a Breakdown), pero en comparación con un juego que consistentemente trata de agregar variedad a su modo de juego como Resident Evil 4, Doom 3 se siente como una experiencia de alcance limitado. Quizá haberlo hecho una hora más corto hubiera eliminado el sentimiento repetitivo que a menudo se asoma, logrando una experiencia más impactante.

Una vez dicho esto, también debo admitir que incluso cuando sentía que el juego se estaba volviendo repetitivo, en ningún momento dejé de estar en guardia, completamente alerta. En cuanto me relajaba, siempre podía contar con algo que iba a brincarme de la nada y sacarme una sarta de furiosas maldiciones. El juego puede no ser más que una Casa del Terror de feria, pero lo que hace, lo hace muy, muy bien. Todo el juego me moví cautelosamente, blandiendo la lámpara de mano de un lado a otro, volteando para todos lados... y la mayor parte del tiempo, no había nada ahí. Pero ese mundo de sombras y ruidos juega con tu mente de manera tan efectiva, que te vuelve un manojo de nervios por lo que dura todo el juego.

Alguien me dijo que este juego le parecía un versión mediocre de Doom, o cualquier otro FPS, donde no se podía ver casi nada y los enemigos eran poquísimos. Otro más dijo "llámenme cuando pueda usar las armas y la lámpara al mismo tiempo". Lo cual no puede ser más ignorante. Si se le compara con la experiencia frenética de Quake III Arena o la ambiciosa visión de Half-life 2, claro que va a salir perdiendo. Pero Doom 3 es ejemplo de algo muy raro en la industria de los videojuegos. Mientras que la mayoría de las compañías siempre están en una loca carrera por lograr innovaciones o darle giros a géneros establecidos, Id fue y pulió al extremo una experiencia que nadie consideraba importante revisitar. "No aporta nada nuevo al género de los FPS", es una queja que persigue a este juego. ¿Qué importa que no sea nuevo, si lo que hace lo hace rematadamente bien?

Sólo traten de jugarlo con las luces apagadas y un buen equipo de sonido al máximo, para poder entender la broma completa.
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El rostro lo dice todo


Esta foto fue sacada de un documental sobre ansiedad, pánico y depresión en monos bebés. El profesor Leonard Rosenblum de la Universidad Estatal de Nueva York arrancaba a las crías de sus madres y las colocaba en jaulas en un laboratorio, sometiéndolas a distintas situaciones dolorosoas y traumáticas. En la foto se aprecia al monito aferrado a una "madre sustituta". En el fondo se puede apreciar una primitiva versión de alambre del mismo muñeco. El monito prefirió inmediatamente la textura cálida y suave del muñeco que abraza en la imagen.

El momento más terrible de este documental era cuando se le ponía al mono en una caja blanca grande, con tres paredes, y donde debería estar la cuarta estaba un "monstruo" hecho de metal y cartón que hacía un ruido horrible y estridente. Despues de muchos minutos de gritar y arañar las paredes, sin posibilidad de escapar, ni muñeco de trapo al cual asirse, el monito se encogía en un rincón, con la vista a la pared, en una especie de trance abstraido. Era como si el animalito, en ese estado de shock, había escapado a un lugar seguro dentro de si mismo.

Cuando vi este documental por primera vez, fue la cosa más desgarradoramente triste que me había tocado presenciar. Lloré mucho tiempo después de que terminara el programa. Esto fue a una edad más tierna, pero no me hago ilusiones de lo que pasaría hoy si lo volviera a ver. Es posiblemente la cosa más cruel que haya visto en mi vida.
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Fadstrong

A como yo lo veo, eso de la pulserita amarilla/roja/azul es indefensible por donde se le vea. En el remoto caso de que en realidad lo haga uno por motivos altruistas... ¿qué no basta donar el dinero y ya? ¿Es necesario presumir que nos preocupa la lucha por el cáncer/sida/gay pride?

Este comentario tiene aproximadamente un mes de retraso, para que vean lo ignorante que soy en ese tipo de asuntos.
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Doctor Who 2005

La nueva serie del Doctor Who está bastante interesante. Si se le ve como lo que es, un producto dirigido a los preadolescentes (ya destetados de los Teletubbies, pero aún carentes de cinismo) resulta bastante divertido. Se ha sacudido toda la carga cultural que uno supondría debería dictar lo que debe y no debe hacer, y ha decidido comenzar más o menos desde cero.

Comienza un nuevo y muy hiperactivo Doctor, interpretado por Chris Eccleston, sin referencia alguna a que ésta es la novena regeneración del personaje. El primer episodio, "Rose", se ocupa de conseguirle un nuevo "companion" al Doctor, al mismo tiempo que presenta a una audiencia nueva la naturaleza ligera, caótica y cósmica de Doctor Who. Se establecen tonos y trasfondos al vuelo, y la confusión inicial se evapora en los créditos finales. Para Rose, como para las nuevas audiencias, queda claro que meterse en los asuntos del Doctor va a ser una experiencia confusa, a veces peligrosa, pero siempre divertida. De vez en cuando es cheesy, hay inconsistencias, pero la intención que parece permear es la de "disfruta el viaje, no lo cuestiones". Tal y como solíamos hacerlo de chavitos. Sólo hay que ajustar las expectativas y resulta una experiencia muy disfrutable.

En el fotolog comencé un juego de identificar películas. Anímense, me gustaría que hubiera mucha gente para poder poner cosas muy, muy oscuras.
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Do no harm

Dice mucho de lo bien escrita que está Lost, el hecho de que lo que pase con un personaje secundario de una serie de televisión me haya tenido al borde de las lágrimas.

Deus Ex Machina, el episodio anterior, estuvo tristísimo también.


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Esquivando balas

Cuando comencé a navegar Deremate.com me entusiasmé mucho con un par de cosas que encontré, más el increíble milagro de que alguien estuviese ofertando justo lo que yo quería y en las condiciones que yo necesitaba. Muy, muy pronto me encontré con algo que parecía demasiado bueno para ser cierto. Y hasta hoy tuve la seguridad de decir que, en efecto, con toda confianza que lo era.

Esperaba poder anunciar orgullosamente un día de estos que había sido el ganador de una estupenda subasta que consistía de un Playstation One y 27 juegos. Empezó en 10 pesos y terminó en la ridícula cantidad de 660 pesos. La subasta no llegó a más, creo, porque quien ofertaba se mostraba muy reticente a transacciones seguras de pago contra entrega o el "Deremate Cash", que es una especie de Paypal. Todas sus otras subastas eran particularmente atractivas, también. Yo, como todos los que ofertamos, pensé que valía la pena correr el riesgo y tenía la esperanza de haberme tropezado con una súper ganga. No me interesaban la consola ni la mayoría de los juegos, pero había estado buscando el Metal Gear Solid de PSOne desde hace tiempo, y al verlo entre la colección, dije "¿por qué no?".

La subasta se puso reñida hasta el último minuto, y en cuanto gané inmediatamente le mandé un correo a la vendedora animándola a que me mandara los datos del depósito lo más pronto posible. La chava había establecido que el pago debía ser a los dos días de haber finalizado la subasta; de lo contrario calificaría negativamente. Pero la subasta terminó el Jueves Santo, y ése día y el viernes iban a estar cerrados los bancos. En retrospectiva, que cayera en feriado fue lo único que me salvó de que me estafaran feamente.

La chica muy amable me mandó sus datos y aceptó que le pagara el lunes o el martes. El domingo en la noche, en el trabajo, yo ya tenía el dinero en la mano, pensando que iba a quedarme despierto hasta las nueve para hacer el depósito y que así el paquete me pudieran llegar el miércoles. Todavía sentía aprensión, sin embargo, y toda la noche me la pasé checando si de casualidad le había aparecido alguna calificación negativa en este corto espacio. Nada. "Si esto pega", pensaba, "va a ser algo que voy a poder contarle a mis nietos".

A las cuatro de la mañana hice algo que destruyó mi frágil esperanza de una vez por todas. Quise ver las demás subastas en progreso de la vendedora, y me sorprendió no encontrar nada. Primero creí que era falla de la página, pero después de revisarlo varias veces me di cuenta: las 21 subastas se pusieron al mismo tiempo, y todas terminaron simultáneamente. Si esta tipa me estafaba, no iba a servir de nada ponerle calificación negativa. Jamás va a regresar.

De inmediato se me hizo más fuerte la sospecha de que se había tratado de alguien que le había tomado fotos a varias cosas de su casa, se había resgistrado unos días antes a la página, puso 21 artículos al mismo tiempo y todo con la idea de llevarse lo que sacaran y jamás regresar. Si antes había estado ignorando señales de peligro por todos lados, éste fue el muro de contención que finalmente me indicó que esos 660 pesos se iban a ir a la basura.

Le mandé un correo a la chava diciéndole que no iba a poder depositar el lunes, a lo mejor el martes. Ya no me contestó, y con eso tuve suficiente. Si me hubiera reclamado, o amenazado con cancelar el trato y calificaciones negativas, lo hubiera platicado más con ella. Pero para mi ya fue obvio que de ese punto en adelante para ella sólo se iba a tratar de ver quién sí le depositaba, pero ya sin moverle.

Me quedé con el dinero, y ya no supe nada más de la chava. Se tardaron mucho, pero por fin ya este fin de semana comenzaron a salir las primeras calificaciones negativas, confirmando que hice bien en echarme para atrás al último momento. Lástima por aquellos a los que sí les bajaron una buena lana. La vi muy cerca, y no me salió tan cara la lección... ahora tendré más cuidado.
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Se me antoja un lonch-- ¡SE ESTÁ QUEMANDO EL CERRO!

Anoche, a pocas cuadras de mi casa, se incendió un cerro.




Me quedé despierto hasta tarde para ver si lo mencionaban en las noticias, mínimo para saber cómo se llamaba el monte. Nada. En el periódico de hoy no salió nada, tampoco. Imagino que con bodegas explotando en San Nicolás y el fuego que destruyó el hogar de 400 familias, que se quemen unos arbolillos en un cerro deshabitado no califica como noticia.

Pero si nos impresionó un poco. Estaba bastante cerca.
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Tale of the underdog

La cuarta temporada de 24 está recuperando el terreno que perdió la temporada pasada. Durante la tercera entrega se percibía quizá un exceso de confianza, pero también, de manera más curiosa, un bestial desconocimiento de las verdaderas fortalezas de la serie. La tercera temporada de 24 fue un frustrante torre de pistas falsas que al final sólo lograron un vacío de insatisfacción: llanamente, la primera mitad no tiene nada que ver con la segunda. El conflicto con los Salazar pudo haber alimentado una temporada completa, pero el desesperado énfasis en inventarle giros a la historia truncó esa línea de tajo, al grado de que a la semana siguiente no había indicios de que los mexicanos llegaron a ser una amenaza en potencia. Casi podía imaginarme que en el episodio final iban a mostrar el cuerpo mutilado y abandonado de Héctor Salazar, pudriéndose bajo el sol fronterizo, porque jamás nadie se volvió a acordar de él.

La cuarta temporada comienza evidenciando que a los escritores finalmente se les prendió el foco, al presentar a un Jack Bauer ajeno a CTU, pero al que el instinto de caza le traiciona y se inmiscuye en operaciones de campo sin poseer jurisdicción alguna. Los mejores momentos de 24 son y siempre han sido aquellos en los que Bauer se encuentra en una abrumadora desventaja. Aquellos en los que, a pesar de que parece ser el único que sabe lo que está pasando, encuentra resistencia no sólo por parte de sus enemigos, sino también de quienes deberían estar ayudándolo. Ryan Chapelle funcionó por mucho tiempo como este freno burocrático. Cuando a todas luces Jack se había ganado el título de héroe nacional y el apoyo completo del presidente, justamente sucede que creen que el presidente padece de sus facultades y lo atan de manos. Convertir a Jack Bauer en el enemigo público número 1 es un recurso que siempre ha funcionado, y parece que sólo hasta ahora se dan cuenta del valor de meter a Bauer en situaciones desesperadas.

Si no me creen, piensen en la situacíón contraria. Cuando Bauer tiene todo el control, es bastante desagradable. El punto más bajo de la temporada tres es cuando Jack asume la dirección de CTU... y el personaje se vuelve tan insufrible que el protagónico recae inmediatamente en Tony Almeida, quien en ese punto está entre la espada y la pared. 24 es un programa que apela a la simpatía de la audiencia, a la identificación de esa precaria situación de "uno contra el mundo".

Para mantener énfasis en esta situación, CTU ahora se ha convertido en "bitch central". No sólo está la chica de Soup Talk haciendo destrozos internamente, sino que la persona en control es una mujer inepta que se resiste a dejar que Bauer dirija la investigación. El único aliado que le quedaba dentro, Chloe, está fuera de la jugada. Y aunque en estos últimos episodios (transmitidos en México) Jack volvió a una situación privilegiada, júrenlo que la va a perder en un parpadeo. Simplemente, es la única manera en la que la serie funciona.

Cuando Bauer no está siendo perseguido por buenos y malos, lo que a veces hace la serie es enfocarse en personajes periféricos, donde la simpatía pueda presentarse más fácilmente. La tercera temporada siguió a Kyle, el chavito que según había introducido el virus, hasta que Jack tuvo que ponerse los cuernos al incitar la fuga de la prisión. Ya mencioné a Almeida, y en muchos sentidos Kim cumplía ese rol (por eso una vez que entró a CTU su personaje se volvió irrelevante). Ahora hay un par de personajes interesantes que no está muy claro hacia dónde los va a llevar la serie: Behrooz Araz y Richard Heller. Lo malo es que estos dos personajes aparentemente van a cumplir un rol similar... pero ya me he equivocado en el pasado tratando de predecir la serie.

Otro punto que han contemplado desde el principio es el de establecer que hay distintas amenazas avanzando paralelamente. Pocas cosas fueron más frustrantes la temporada pasada que descubrir que el verdadero villano no era Héctor Salazar, sino un agente rebelde que había estado tras bambalinas toda la primera mitad. Fue una jugada chapucera, un completo desperdicio. El personaje de Andrew Paige tuvo el propósito de mostrar que, aunque la prioridad principal era el rescate de Heller, los terroristas estaban tramando algo más. Así que esperemos que se nos haya dado ya toda la información necesaria, para evitar sorpresas desagradables.

Y aunque ver la temporada 4 de 24 era de rigor, el programa ganó tremenda categoría al incluir entre su elenco nada menos que a Tony Plana, el mismísimo Manny Calavera. Al señor primero lo conocí por una serie mediana pero entretenida llamada Resurrection Blvd., pero se elevó al estátus de rockstar cuando identifiqué que era su voz la del protagonista del juego noir de Tim Schafer. Aquí parecía que tenía un rol sustancioso, pero ya quedó fuera de la jugada. Igual siempre es un placer ver que está activo en proyectos grandes.

Se está poniendo interesante... se nota que los escritores están de puntillas sacándole la vuelta a varias trampas que los traicionaron en el pasado. A ver qué pasa.
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Shallowness


EGM incluye en la lista de los 10 Peores Errores al control original del Xbox:

The butt of jokes immediately after its unveiling, the first-generation Xbox gamepad was the console equivalent of a Hummer -huge, ostentatious, and a total waste of space. Microsoft quietly replaced it with the trimmer Controller S in 2002.

La tira "cómica" Penny Arcade ha hecho chistes al respecto, aquí y aquí.

Yo sólo sé que cuando comenzó a fallar la palanca análoga izquierda de mi control original, entré en pánico. Adoro el control original, también llamado "Duke", y estoy dolorosamente consciente de que fue retirado del mercado desde hace tiempo. Para mí, Halo y Halo 2 son injugables con el control S, que bien pudo haber eliminado por completo los botones blanco y negro, por su difícil acceso. Sí, el Duke es grande en comparación al control del Plasytation 2, pero de ninguna manera impide disfrutar los juegos. La única diferencia que yo percibo, además de la incómoda posicíón del negro y blanco, es que, como en el de PS2 y el de Gamecube, con el control S sólo se utilizan los dedos. Con el Duke es una experiencia más táctil, porque mis manos sujetan completamente al control. Waste of space my foot.

En fin, las estrellas se alinearon y tuve oportunidad de ganar esta subasta. Dos controles originales en perfecto estado: de hecho, al calarlos me sorprendió la sensibilidad de los botones y la resistencia de los gatillos... así de fregado ya tenía al mío. Mis nuevos inquilinos:


Just look at the cheeky bastards. ¿Acaso la gente no se da cuenta de lo superficiales que suenan cuando se quejan de que el Xbox y su control original están muy grandes? ¿Qué tiene que ver? Culpo al PS2 y a su cultura del "Thin is In". ¡Arriba el Duke!
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