Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.





La resurrección de Extreme Championship Wrestling es un evento que me tiene en un estado de cautelosa emoción. La liga fue una experiencia de culto para quienes pudieron disfrutarla, en su mayoría gente local de Filadelfia y los pocos que pudieron ver las transmisiones regionales de TV. Fue una época intensa, donde la lucha profesional se llevó literalmente al extremo, pero un pobre manejo de las finanzas de la compañía acabaron por llevarla a la ruina. Para quienes fueron parte de este fenómeno, las siglas ECW son suficiente para despertar un brillo en los ojos y hacerles hervir la sangre de emoción.

Desgraciadamente, para un aficionado de la lucha en México no era sencillo conocer siquiera una promoción tan local como lo fue ECW, u obtener los medios para seguirla fuera de Estados Unidos. Yo sólo conocía el nombre, y sabía de oídas su reputación, más que nada representada por Mick Foley, respetadísimo en esos círculos por la manera en la que ha sacrificado su cuerpo por el entretenimiento de los fans. No fue sino hasta este año, media década después de que ECW se declarara en bancarrota, que gracias a varios videos pude presenciar a la compañía en toda su gloria... y me entristeció el hecho de habérmelo perdido por completo.

Se trataba de algo especial. Los luchadores daban lo mejor de sí y ponían su vida en juego para unos fans que volcaban su corazón sobre ellos. Existía un aprecio mutuo, en el que las dos partes daban todo de sí. He estado juntando videos de esa época, pero todo parece indicar que sólo hasta el final de la compañía fue que se comenzó a grabar el programa, que hasta eso, estaba fuertemente editado. Muchos de las locuras que tomaron lugar en la arena de la ECW quedaron guardadas sólo en la memoria de los presentes. Por ejemplo, Wikipedia menciona una tradición que me hubiera gustado presenciar:

ECW se hizo famosa por organizar Noches de Trae Tu Propia Arma a la Arena en los inicios de la promoción. Se animaba a los fans a que llevaran sus propias armas para dárselas a los luchadores, en vista de que llevar la lucha fuera del ring y entre el público era una ocurrencia típica de los encuentros de la ECW. Una tienda de "todo por un dólar" localizada al lado de la Arena comúnmente proveía las armas, y los fans podían comprarlas mientras esperaban en fila para cada show. Entre las armas más memorables se pueden contar muletas, un kayak, un disco de vinil de Leonard Cohen, una videocasetera (con control remoto) y un Nintendo. Una sartén acabó con las Noches de Trae Tu Propia Arma, cuando Cactus Jack (Mick Foley), creyéndola más ligera de lo que en realidad era, golpeó con todas sus fuerzas a Sandman en la cabeza, hiriéndolo de gravedad.

Rob Van Dam
Tras la caída de ECW, varias de sus estrellas encontraron un hogar en World Wrestling Entertainment. Uno de los luchadores más populares, Rob Van Dam, ha gozado de un ascenso meteórico, y recientemente consolidó su reputación al ganar el contrato "Money in the Bank" en Wrestlemania 22, que le permite retar al campeón mundial en cualquier lugar y en cualquier fecha. Fue gracias a Rob Van Dam, de hecho, que comencé a buscar más información sobre ECW: me impresionó tanto su desempeño en Wrestlemania que busqué videos de su epóca en la compañía. Lo que encontré cambió mi forma de ver la lucha profesional para siempre. Sus encuentros con Jerry Lynn son los mayores ejemplos de fuerza, agilidad, ingenio, destreza y brutalidad entre dos luchadores que he tenido la fortuna de presenciar. En otra lucha, contra su amigo de toda la vida, Sabu, los dos hombres tuvieron que ser sacados en camilla al final del encuentro. Era una labor de entrega como jamás había visto.

Existían tan pocas reglas que el caos y lo impredecible eran un factor constante en la ECW. RVD recuerda a uno de los personajes más impresionantes, The Sandman, en una entrevista:



"Lo que hacemos no es para cualquiera. Nos colocamos en condiciones extremas y tomamos medidas extremas; muchas de estas medidas extremas hacían nuestro trabajo todo un reto, y una de estas medidas extremas era luchar contra un Sandman borracho. Recuerdo en una ocasión un encuentro que estaba observando, gracias a Dios yo no formaba parte de él, pero que era de equipos de tres contra tres, en donde Sandman simplemente se fue del ring a media lucha. Se fue a los vestidores y todos quedaron aliviados porque había estado azotándolos con un palo... incluso a los de su equipo. Zorrajó a todos con su palo, se fue, sólo para regresar completamente desnudo. [Ríe] Había tomado más de lo normal ese día..."

Pese a lo que se pudiera pensar, la ECW no era sólo caos y sangre: fue un semillero de talento gracias a que abrió las puertas a propuestas que incialmente fueron rechazadas por las compañías grandes, WWF y WCW. Fue un escaparate para los luchadores ligeros y la introducción a Estados Unidos de la lucha libre mexicana, dos corrientes que se especializaban en arriesgadas acrobacias aéreas pero que en un principio fueron ignoradas por la tradición del pelado grandote, lento y fuerte que imperaba en el negocio desde hacía décadas. Los mexicanos Rey Mysterio, Psicosis, Supercrazy y Essa Rios se hicieron de un nombre en Estados Unidos gracias a la ECW. Encontrar estos talentos acabó siendo una maldición tanto como una bendición, sin embargo: lograron tanta popularidad, que llamaron la atención de las grandes ligas, y la WCW y la WWF comenzaron a cosechar los frutos de la pequeña promoción y se llevaban a sus estrellas a sus respectivas compañías. Sin la solvencia suficiente para retener a sus hallazgos, la ECW fue perdiendo talento casi tan rápido como lo creaba, otra razón más de su prematura caída.

Para los que nos perdimos de todo eso, el único recurso que nos quedaba era ver los dvds y seguir a algunas de las estrellas que se formaron en la compañía y que ahora laboran en WWE o en TNA. El año pasado, sin embargo, la WWE tuvo a bien producir un Pay Per View llamado ECW One Night Stand, un evento anual que reunió a los nombres más grandes de aquella época y los reunió con su público, en el Salón Hammerstein de Manhattan, y de paso les dio la proyección más grande que jamás habían tenido. El evento fue un trancazo, y de inmediato se iniciaron planes para organizar el del siguiente año.

No se qué habrá sido, si la popularidad de Rob Van Dam, o el hecho de que el espacio de la lucha extrema comenzó a ser ocupado por TNA Wrestling, pero las cosas comenzaron a ponerse interesantes para los fans de la ECW en los últimos meses. Empezó a correr el rumor de que la WWE resucitaría a la compañía, reuniendo a Paul Heyman (creador y escritor de ECW) con los luchadores icónicos que no habían conseguido un justo escaparate para su lucha violenta, como The Sandman, Tommy Dreamer, Sabu, Rhyno y Axl Rotten. Semana a semana fueron apareciendo indicios en Monday Night Raw y Friday Night Smackdown de que se trataba de una realidad, en particular la renuncia del anunciador Joey Styles (quien fuera el anunciador oficial de ECW) a RAW, con un discurso feroz que quizá fue demasiado sincero en su crítica al acercamiento de la WWE a la lucha profesional. Finalmente, hace una semana se anunció oficialmente que ECW regresará con un programa semanal, auspiciado por la WWE, pero como una promoción separada de RAW y Smackdown.

En el RAW de esta semana tuvo lugar un suceso significativo. Mick Foley se ha estado posicionando como un rabioso detractor de ECW y todo lo que representa (todo en kayfabe, desde luego), por lo que armó una especie de debate entre él y Paul Heyman en medio del ring. Heyman aprovechó para invitar públicamente a cualquiera de Smackdown y RAW a formar parte del equipo ECW, pero también anunció que Vince McMahon le ofreció elegir un luchador de cada promoción para llevárselo a ECW. Rob Van Dam fue la elección obvia de RAW, pero la elección de Smackdown fue sorpresiva: el medallista olímpico Kurt Angle.

Ahora bien, para quien conozca la historia de Kurt Angle, este suceso es muy interesante. Angle, justo después de ganar la medalla olímpica en los juegos de Atlanta de 1996, apareció como comentarista invitado en un evento de ECW. Sin saber exactamente en qué se metía, Angle salió del edificio tras presenciar cómo Raven amarraba con alambre de púas a Sandman a una enorme cruz. Le impresionó tanto lo que vio que, furioso, amenazó con demandar a Heyman si lo mostraban a él en el mismo evento en TV, pensando que asociarse con algo tan controversial dañaría sus oportunidades profesionales a futuro.

Que Kurt Angle ahora sea una de las primeras estrellas de la WWE en aceptar entrar a ECW enfatiza la nueva dirección que Paul Heyman desea para la compañía. ECW es conocida por su brutalidad, sangre y ausencia de reglas, pero en muchas instancias estos elementos opacaban el hecho de que la mayoría de los luchadores eran brillantes atletas que no sólo se golpeaban con sartenes, sino que tenían bien estudidas sus técnicas y hacían gala de ingenio y creatividad en el cuadrilátero. La inclusión de Kurt Angle no sólo es una reivindicación por parte de ECW ante los ojos de Angle, sino una legitimización al contar entre sus filas con uno de los luchadores técnicos más reconocidos de la industria.

Como fan tardío de la ECW, no puedo sino agradecer a la WWE esta segunda oportunidad para poder disfrutar de primera mano la experiencia extrema de la ECW. Sin embargo, mantengo un cauteloso optimismo hasta que logre ver el producto terminado, ya que hay varios factores que pueden agriar todo el asunto. Lo que me preocupa principalmente es la postura de la WWE en cuanto a la protección de su talento: en épocas recientes ha vetado las maniobras o técnicas más peligrosas de sus luchadores para evitar que se lastimen. Aunque nadie quiere ver a ningún luchador lastimado y fuera de servicio, los intereses de la WWE son más que nada desde un punto de vista financiero: no les conviene que Rob Van Dam constantemente se lance de la tercera cuerda hacia el público, porque en cualquier momento puede romperse una pierna, y los meses que no aparezca en shows significan menos entradas, menos televidentes y menos ingresos.

Para los luchadores de ligas cruiserweight o lucha libre estas medidas son catastróficas, ya que su arsenal se basa en espectaculares saltos y velocidad. Paul London, uno de los jóvenes más prometedores de la categoría ligera, se hizo tan famoso en círculos independientes por sus arriesgados saltos, que cuando entraba al ring los fans le gritaban "Please don't die!". Cuando entró a la WWE y poco después se enteró de que habían prohibidos algunos de sus movimientos, se quejó con los altos mandos... quienes le respondieron haciéndolo perder sus encuentros por un par de meses.

Mi duda es: ¿podrá Paul London mostrar todo lo que sabe hacer, dar todo de sí, en el nuevo ECW? Aseguran que la promoción estará bajo control de Paul Heyman, como en los viejos tiempos, pero de todas maneras dependen financieramente de la WWE. Si ellos dicen que prefieren no arriesgar a sus estrellas, a Heyman no le va a quedar más que doblar las manos. Puede que la segunda venida de ECW sea una versión tibia y (por favor, no) sanitizada, y eso no le va a gustar a la vieja guardia, tanto luchadores como fans. Es muy posible que de ponerse la WWE sus moños, tanto luchadores como fans decidan no involucrarse con el proyecto y el asunto se desmorone antes del 2007. Es un cuadro pesimista, pero no sería la primera vez que Vince McMahon, dueño de WWE, arruina una buena oportunidad, como lo dejó bien demostrado su desastroso manejo de la WCW.

Dentro de unos días se transmitirá ECW One Night Stand, y todo pinta para que sea una noche legendaria. A diferencia del año pasado, ahora sí luchara Rob Van Dam, y el choque entre WWE y ECW que se sugirió el año pasado ahora estará presente con fuerza, pues Rob ya anunció que disputará el título de la WWE en el evento principal del PPV. Además, PPV permite un poco más de salvajismo, en comparación al cable o la televisión abierta; si las cosas no salen bien para su programa semanal, puede ser la última oportunidad para que veamos en plena forma a la gente de ECW.

En muy pocas ocasiones se tiene una segunda oportunidad de este tipo, para mí comparable quizá sólo con una reunión de X Japan. Cruzo los dedos para que las cosas salgan bien, y presenciar toda una nueva Edad de Oro para la lucha profesional.
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Como esto probablemente desaparecerá para mañana en el foro donde lo escribí...

If they wanted to, japanese people could have grounds to feel offended by this movie. From their point of view, the film could've just been called "LOL JAPAN". It draws its strength from the bond foreigners make by saying "these japanese are so wacky, compared to us normal folk". It isn't a movie interested in understanding the more alien elements of japanese culture, and instead takes its weirdness as a given.

I found this approach very smug of Coppola. For me it's pretty clear that to make her point she has no qualms about presenting Japan in a bigoted way, even if it's a passive one at that.

To be fair, there'd be no movie if Coppola tried to understand the culture instead of just being weirded out by it. We're not talking about stereotypes, we're talking about ideosyncrasies. There are how's and why's to stuff like the loud talk show, the food, the use of dozens of words to convey simple concepts, the "rape fantasy" call girl. Yet most of the comedy derives form the frustrated face of Murray, who never says it but is probably thinking: "the FUCK is wrong with you people?"

Of course, the movie is hailed as an accurate depiction of foreigners bonding in a strange land just by the fact that they're foreigners. That this is a real phenomenon, I have no doubts about it. There's fear towards an alien way of living, and as such a chance to hang around familiar ways of thinking will always be embraced. The story values this bond over reaching out and understanding, though, which serves its dramatic purposes, but I found it annoyingly petty.

In fact, there's pettiness all around the movie, like it being a royal "fuck you" to Spike Jonze. If Scarlett's character is an accurate portraying of Sofia Coppola herself in the same situation, then she's lashing out at his husband for being a busy, talented guy while she got bored for not having a succesful trade of her own: fucking deal, woman.

Oh, and as for the japanese being the most racist people in the world, and thus deserving it: two wrongs hardly make one right.
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Pues sí, Sara y yo hicimos este descubrimiento. Lo más curioso fue que el nombre completo, "Krusty Burguer Marroquín", me recordó a cierto compañero de la secundaria. Un chavito que no tenía nada de especial, mas que cuando los demás se enteraron que se apellidaba Marroquín, le empezaron a decir "Pipo". Por lo del payaso/héroe local "Pipo", que para nadie era un secreto que se llamaba José Marroquín. El apodo fue mutando, y después de varios meses, con la fuerza que fueron ganando Los Simpsons en México, dejaron de decirle "Pipo" y empezaron a decirle "Krusty". Poco antes de que terminara el año lo modificaron un poco más, y al final todos le llamaban "Prosti".

Y todo por apellidarse Marroquín. El ingenio de los niños de secundaria va de la mano con su crueldad.

Este local está cerca de donde yo vivía, y por ende, también de mi secundaria. Me pregunto si tomó lo negativo y lo transformó en algo positivo, y al final todo salió bien para Prosti.
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Fiebre


Desecration, de Dante Tomaselli. La película que mejor captura la esencia de la pesadilla febril.
Después de un prolongado esfuerzo mental me es necesario disfrutar de extensivo reposo. Históricamente, sin embargo, las cosas nunca han sido así de sencillas. Casi todas las ocasiones en las que he tenido que sacar la artillería pesada forzosamente conllevan limitar mi tiempo de sueño, lo cual provoca estragos en mi salud física. Hace un par de días culminó un pequeño proyecto que requirió toda mi creatividad y tiempo libre, y exigió tanto de mí en los días finales que no pude disfrutar a gusto que haya terminado: mis defensas quedaron tan castigadas que quedé víctima de gripa, fiebre y dolores de garganta.

Mi remedio para casi cualquier enfermedad implica sólo dormir lo más posible, dejando que las defensas del cuerpo hagan su trabajo sin interrupciones. Yo le digo "curarme a lo Wolverine". El gran problema cuando sufro de fiebre alta es que estar despierto, goteando de la nariz y sin las fuerzas suficientes para siquiera sostener la cabeza, resulta mil veces más preferible que dormir: los sueños febriles son terribles. Mi cabeza se obsesiona con algo en específico y por horas me provocará un sueño que se repite y trata sobre lo mismo. Constantemente me despierto y ofuscado le pido una tregua a mi cerebro, que deje de producir la misma imagen, la misma situación cada que cierro los ojos. Quizá es su manera de ahorrar energía, el hacer que los sueños giren alrededor de un sólo tema. Una vez, consciente de la debilidad de mis brazos, soñé que pasaba días acostado en una canoa, incapaz de moverme, en un mar rodeado de niebla. No fue tan desesperante como cuando me enfermé justo cuando durante el máximo apogeo de Big Brother VIP: me vi atrapado en un infierno donde cada círculo estaba habitado por artistas de Televisa, con cara de Isabel Madow y cuerpo de Jorge Van Ranking.

Como chiste cruel, horas antes de que mi salud se derrumbara por completo había comprado un litro de nieve para celebrar el fin del proyecto. Hacía un calor horrible y no podía prender el clima. Lo pasé muy mal, y justo en mi descanso... pero bueno, estoy mejor ahora. Sólo me queda un poco de irritación en la garganta y la parte arriba del labio quedó erosionada hasta quedar casi en carne viva, pero al menos ya pude tener una noche de descanso, sin sueños.
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José Agustín, aquél autor que capturó la voz de una generación en sus textos para que quedara constancia de lo vergonzosamente estúpida que puede llegar a ser la chaviza, recuerda:

A los siete años de edad leí La Iliada, de Homero, en un ejemplar que me prestó un joven médico vecino. Se apellidaba Aldrete. Yo le había contado que a través de El libro de oro de los niños me fascinó la historia de la guerra de Troya, pero que esa versión condensada y adaptada para niños nada más me dejó picado. Él, entonces, me regaló un ejemplar de la saga de Homero en su versión original. (Bueno, es un decir, como comprenderá quien haya leído La hija de Homero, de Robert Graves.)

Y todos los que leyeron La hija de Homero se ríen de la deliciosa referencia mientras toman sus martinis.

Yo leo desde los cinco años, y todavía antes de eso me gustaba fingir que leía (agarraba el periódico y lo miraba fijamente, y me enojaba si alguien me interrumpía). Me encanta leer, pero si dijera que a los siete años podía entender siquiera parte de La Ilíada, probablemente sólo lo estaría haciendo para impresionar a chavitas culturosas. ¡No! El primer libro que yo leí fue un libro de colorear y actividades de Tiroloco McGraw. El primer libro que compré fue Horror 2, de la Editorial Roca. Lo compré en Gigante, con mi domingo, porque me gustaba la portada: era roja, con la cara de un demonio. Ese libro tenía cuentos buenísimos, pero también me trajo muchos problemas.

Solía llevarme ése y otros libros a la secundaria para leerlos en el recreo, si tenía tiempo. Una vez, el maestro de Laboratorio vio que lo tenía debajo del asiento y me dijo que si no se lo podía prestar. Entusiasmado, se lo presté, orgulloso de que se hubiera interesado por los libros que estaba leyendo. Una semana después, una auxiliar (creo que ahora los llaman prefectos) entró a la clase y por alguna maldad de uno del grupo comenzó a regañarnos a todos. El maestro se le unió y juntos nos dieron una intensa paliza verbal hasta que nos sentimos que el grupo 5 de primer año era el único responsable de nuestra sociedad decadente. De la nada, el maestro sacó del cajón del escritorio mi libro, y me señaló con el dedo: "¡a este muchachito, por ejemplo, le gusta leer libros satánicos!", dijo con voz ominosa. Yo me sentí pequeñito. El regaño duró otros cuarenta minutos, y varios salimos de la clase marcados como "el satánico", "el pandillero", "el ratero", etc.

Al menos al final el profe me regresó mi libro.
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