Alguna vez mencioné que "On a day like today" es una canción muy especial para mí. Vaya, todo
Hopes and Fears me es especial. Keane no es sólo la banda que más me ha gustado de este nuevo siglo, sino que a su álbum debut lo tengo firmemente asociado con todo lo que fue mi boda y mi luna de miel. No son ni siquiera recuerdos lo que evoca cada que lo escucho: son los ecos de felicidad los que llegan como oleadas, las impresiones sensoriales de esa época. Y "On a day like today" es el himno en el centro, no sólo porque es una canción que musicalmente me envuelve, sobrecoge y me saca de la realidad, sino porque en su letra repite de manera desesperada una verdad demoledora: que hay...
cosas para las que las palabras no bastan.
GOD, I love that song.
Fue siempre un chiste cruel, entonces, que las versiones mexicanas y americanas del disco no incluyeran "On a day like today", que yo había escuchado originalmente en los mp3s que había bajado para conocer a la banda. Siempre que le encuentro el gusto a algo que descargué intento conseguirlo en su versión original, pero en esta ocasión la tenía muy difícil. Importar la versión inglesa se convirtió en algo que aplacé cada vez más y más, y para cuando apareció
Under the Iron Sea estaba casi seguro de que no lo haría nunca.
Ahora estoy completamente seguro de que nunca lo haré, porque ya no hace falta: en mi cumpleaños, Sara me regaló la edición inglesa de
Hopes and Fears, traída directamente desde Alemania (?), así como la edición especial de
Under the Iron Sea.
¡Qué maravillosos discos!
Hopes and Fears me parece el más redondo de los dos, además de que el apego sentimental que siento por él lo hace prácticmente intocable, pero
Under the Iron Sea tiene canciones que individualmente me gustan más que la mayoría de las del primer disco... aunque también contenga un par de cortes que realmente no me gustan mucho. Son distintos sabores de un mismo deleite, por así decirlo.
Disfruto la música de Keane porque incluso en sus canciones más optimistas siempre hay un toque de nostalgia y melancolía, sin llegar nunca a niveles deprimentes. Ha de ser por nutrirse sólo del piano y la batería (acompañados de un bajo y teclados), eliminando la calidez natural de la guitarra, que comunican una "frialdad" sumamente disfrutable. Desde la primera vez que los escuché, las imágens predominantes fueron de delicados castillos de hielo, de pararse justo debajo de una helada pero revitalizante cascada, o simplemente observar una plaza vacía y silenciosa en pleno invierno. La tristeza y nostalgia que producen no es una dolorosa o agresiva, sino una que habla de la existencia de algo bello y bueno pero muy lejano.
A esto le añades la voz de Tom Chaplin, que a mí personalmente me agarra y me arrastra sin resistencia alguna, independientemente de lo que esté cantando ("a voice you can't help but ride on to", es lo que diría en alguna reseña en inglés), y me es fácil colocarme en un punto mental y emocional único cada que escucho sus canciones.
Cuando leí que dijeron que para su segundo disco adoptarían una actitud más "política" hice una mueca, temiendo que se fueran a subir al trenecito anti-bush o algo semejante. Resultó que en realidad dejaron un poco de lado las relaciones interpersonales para enfocarse un poco más en la relación del individuo con el mundo que le rodea. Aunque la banda afirmaba un mayor compromiso social, no presentan una visión deprimente similar a la de Roger Waters o Leonard Cohen, sino más bien una confusión, una frustración por una realidad absurda e injustamente heredada. No existe verdadero enojo, ni tristeza, ni un derrotismo pesimista difrazado tras una sonrisa sarcástica: se siente más como aquel que abre los ojos por primera vez, ve todo lo malo que hay a su alrededor, y dice: "debo hacer algo". Hasta ahí. Simplemente reconocen que la situación no es la óptima, y aunque muchos preferirían que aportaran soluciones, sólo eso es mucho más de lo que la mayoría de la gente hace. Es quizá por eso que en
Under the Iron Sea, sin cambiar su fórmula, puedo sentir un timbre de urgencia, de mayor emoción en algunas de las canciones. Un sentimiento de alarma que agudiza los sentidos y todo lo torna más inmediato, incluso una canción de amor.
Son dos discos verdaderamente hermosos, y no hubiera podido pedir un mejor regalo. Muchas gracias, princesa.