Lo más asqueroso que he hecho en la vida
No tendría más de diez años. Caminaba por la calle cuando vi, dentro de un bote de basura, una caja de cereal americano. No era cualquier cereal: era el de los Cazafantasmas. Agarré la caja y me la llevé a la casa. La tuve escondida varios días. La veía, le daba vueltas, trataba de imaginarme qué es lo que diría en el lomo. Me fascinaba el logo de "prohibidos los fantasmas" grandote en la caja negra.
Todavía había unas hojuelas pegadas a la caja.
Un día no me aguanté más la curiosidad. Mi mamá entró al cuarto y me encontró con una caja apestosa pegada a la cara.
No sabían tan bien, a final de cuentas.