Simpler days
Ayer tuve que cortar casi toda mi colección de roms de Super Nintendo en el Xbox para hacer espacio, y sólo dejé una veintena de viejos favoritos. Después de jugar extensivamente
Super Metroid, ya iba a apagar el cacharro cuando se me ocurrió jugar
Super Castlevania IV. DreamSnes en el Dreamcast nunca pudo emularlo bien, lo cual siempre lamenté, porque fue uno de los mejores juegos que tuve para el SNES. Un día lo vendí para comprar el
Mellon Collie and the Infinite Sadness y todavía no estoy seguro si salí ganando con la transacción.
Pero pues ya todo esta bien otra vez, a final de cuentas, porque en el Xbox se emula a la perfección y puedo jugarlo en toda su gloria de 16 bits. Pero al jugar el primer nivel me acordé de algo...
Un verano que viví en casa de mi abuela materna, porque estaban remodelando mi casa, Fer me iba a visitar cada tercer día. A veces jugabamos Super, veíamos la tele, no sé, en general nos la pasábamos aplastados por ahí. Un día se me ocurrió conectar el Super al estéreo de mi tía para grabar en casette música de juegos. Muy rústico el asunto. El botón de grabar no servía y había que quedarse aplastándolo todo el tiempo. Tomábamos turnos porque se nos entumecían los dedos grabando las arias de
Final Fantasy III. Así grabamos canciones de
Secret of Mana,
Donkey Kong Country y
Super Castlevania IV.
Éste último tiene un soundtrack inigualable. Dejábamos parado a Simon Belmont al principio de cada nivel y esperábamos a que le diera dos vueltas la canción antes de pasar al siguiente. Luego en el cartoncillo del casette le poníamos nombres inventados a cada track, y salimos con títulos como "Midnight Prey" y "Hell Knight".
Happy times...