Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Spending money down by the river

Aparte del cine y los juegos tengo otra afición de la que raras veces me acuerdo, principalmente porque siempre requiere de una considerable cantidad de dinero y ejercicio. Si estuvieramos en Estados Unidos, diría que me fascinan los viajes a las thrift stores o flea markets. Pero como estamos en Monterrey, lo diré sencillamente: me encanta ir a los puesteros del Puente del Papa, en el río Santa Catarina. Éstos son mis hallazgos de hace dos semanas, que no había podido compartir porque no hallaba la cámara digital y porque me había enfermado como un perro.

Lo único "necesario" que tenía que ir a comprar era una antena de conejo para la tv de Sara. Casi casi bajando del puente las encontré, y como estaban tan baratas ($20) me compré una yo también. Curiosamente, no volví a ver ninguna antena en el resto del recorrido.


La antena está la izquierda, enfrente de Tails. No me dieron ganas de tomarle una foto a la antena sola.

Con eso fuera del camino, tenía en mente comprarle un par de cosillas al Nintendo 64, que todavía tenía en una caja sin abrir. Le conseguí un cable de s-video ($200), que en realidad es multiconsolas, y que no muestro porque ya está conectado al selector. También me llevé dos cartuchos horrorosos, Cruisn' USA y Star Wars Rogue Squadron, y los cambié por Super Mario 64 y Star Fox, respectivamente.


Los dos bastante golpeados, pero está difícil hallar algo nuevo en cuestión de cartuchos. $40 cada cambio.

Mientras compraba el cable de s-video vi en la mesa un control del Dreamcast que estaba demasiado sexy como para que no me lo llevara. Aunque la verdad, ya no necesito más controles para el Dreamcast.


El precio está a la vista, $150.

Cuando iba ya de salida (me estoy adelantando, estoy dejando lo mejor para el final) me topé con esta playera, y como mi madre siempre dice que compre ropa nueva, pues desembolsé los $70. Se arruinó a la primera lavada.


Pero la principal razón por la que voy al Río es a comprar juguetes usados. Se encuentran maravillas ahí, cosas de todo tipo. Como la alcancía mecánica del Iron Giant, que me costó $120. También le he comprado muchas cosas a Sara ahí, figuras del Pato Donald, sobre todo, aunque me encargo de lavar todo bien antes de entregárselos. Aunque el gran botín esta ocasión se lo llevó Sara (cerca de 6 juguetes de Donald), yo también pude llevarme varias cosas.

Aunque no soy muy fan de los juegos de Mario del N64 para acá, crecí con él en el NES y el Super NES, y siempre me ha parecido un diseño de personaje brillante. Éstos tres son las nuevas adiciones a una pequeña colección de Marios que está sobre la TV.


El primero lo compré casi por inercia, porque además de que es de un juego que no he jugado (Super Mario Sunshine), Mario no luce y no tengo idea de cómo funcione el juguete. El tercero me gustó mucho más, porque es una efigie funcionante de Mario en su go-kart, de Super Mario Kart. Con el de enmedio, sin embargo, I lost my mind. Es una figura promocional de McDonalds de cuando apenas lanzaron Super Mario Bros. 3, en 1990. Recuerdo vívidamente el comercial donde salía. Increíble hallazgo. $10 cada uno.


Encontrar juguetes de Sega, en especial de Sonic, es algo mucho más raro, por eso siempre trato de llevarme lo que llegue a hallar, sin importar el precio. Dato curioso de este Sonic de tracción: lo obtuve con cinco dedos de descuento. No debieron ignorarme tanto rato. Society owes me, anyway.

Dejé lo mejor para el final. Cuando lo encontré, se me cayeron las bolsas que traía en las manos. Lo recogí del suelo, con manos temblorosas, y carraspeé antes de decirle al señor, tratando de parecer en calma: "¿Cuánto cuesta esto?". El señor le echó una mirada, y me dijo, "veinte". Le di sus veinte pesos y me fui corriendo. No hay duda, en el Río se encuentra de todo. Timé a un vendedor que no sabía lo que vendía y obtuve a este amigo:


Beautiful, ain't it?.


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