Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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A WWII ghost story


Después de tener un divx de The Bunker (2001) en un rincón por varios meses, finalmente descubrí que la película no estaba en alemán, sino que se trataba sobre alemanes. Aaaaaah. De haber sabido la hubiera visto en Halloween.

De hecho me hubiera gustado verla mucho antes, ya que fue una grata sorpresa ver que se adelantó a dos de las películas más interesantes del 2002, Dog Soldiers y Deathwatch, con su historia de soldados atrapados en un lugar cerrado y rodeados por un enemigo sobrenatural. Aunque no tan ambiciosa como éste par (que tampoco son superproducciones que digamos), The Bunker sí saca un par de sustos muy fuertes, y en general son 90 minutos que se pasan rapidísimo.

En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas diezman a su paso a las menguadas tropas alemanas. Tres miembros de una compañía logran escapar a una emboscada de los americanos y encuentran refugio en un viejo búnquer antitanques, ocupado sólo por dos soldados, un veterano muy anciano y un inexperto joven, casi un niño. Cuando lo que queda de la compañía alemana, otros cuatro elementos, se reúne con los primeros en el búnker, el miedo y la paranoia comienzan a crecer a medida de que los estadounidenses se van acercando. Sin municiones ni alimentos, la posibilidades de supervivencia son cada vez menores, hasta que el joven soldado murmura: "pues... están los túneles..."

De ahí la película empieza subir de tono y no para hasta el final. El búnquer es la boca de unos túneles subterráneos que nunca fueron propiamente terminados. Lo que al principio es una esperanza de escape acaba alimentando el pánico de la compañía, al sospechar que los americanos podrían haber entrado por el otro lado. Los túneles no fueron terminados por una razón, sin embargo, y muy pronto los soldados empiezan a tener alucinaciones, y la sangre, la locura y la muerte comienzan a esparcirse bajo la tierra.

Pese a que técnicamente se trata de una historia de fantasmas, The Bunker obtiene el beneficio de la duda al proponer de forma paralela que el terror que se desata en los túneles es causado por los demonios internos de los soldados alemanes, azuzados por el miedo y la paranoia. Aunque yo quedé satisfecho viendo la película desde una óptica sobrenatural, las "apariciones" son tan limitadas que no sería muy difícil clasificar a la historia como horror psicológico. Las últimas escenas, que revelan un oscuro secreto que la compañía guardaba, amenazan con cerrar el filme con un innecesario "mensaje", pero cae sobre sus dos pies y aunque no resulta moralizante, sí le da una ligera interpretación extra al filme.

Para mi suerte, quizá lo mejor fue que me senté a ver la película sin esperar mucho de ella, y aunque no resulta tan horrorífica como The Eye o incluso Ring, le doy puntos porque me hizo escupir la coca con un susto que quién sabe de donde salió. Más aplausos para esta producción británica por usar pocos efectos especiales -- todos old school, nada de computadoras. El elenco resulta bastante bueno, compuesto en su mayoría por desconocidos (al menos en América), salvo Jason Fleming (Lock, stock and two smoking barrels) quien hace buen uso de su protagónico. Andrew Tiernan es la mecha prendida adentro del búnquer, quizá el único recordatorio de que hubo nazis rabiosos y psicóticos en la guerra, porque el resto de la compañía resulta bastante tranquila y común en comparación. Ya por último, mil gracias al director Rob Green por no darle acentos alemanes a sus personajes. Casi siempre un detalle innecesario, haberlo hecho sí que hubiera hundido a la película.

Una buen filme indie para pasar el rato. Mantengan sus expectativas bajas, como quiera.


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