10. Crazy Taxi
"Play until your fingers bleed!" debió ser el subtítulo de
Crazy Taxi. Aunque normalmente se le tomó por un juego de corta vida y objetivos simplistas,
Crazy Taxi es una de las experiencias más exhilarantes y puras en toda la historia de los videojuegos. La mecánica es sencilla: recojer pasajeros y llevarlos a su destino en el menor tiempo posible, antes de que se termine el tiempo. Un viaje rápido te recompensa con cinco segundos más de tiempo, y si no logras llevar a tu pasajero a donde desea ir en el tiempo permitido, te quedas sin ese pasaje y con menos tiempo para recuperarte. No hay meta final, ni historia, ni final: simplemente sigues jugando para poder obtener unos dólares más, para poder romper tu récord. La misma motivación de satisfacción personal que inspiraban
Pac-man o
Defender hace 20 años. Redondea el paquete un soundtrack que ni por aquí me hubiera interesado, pero que le va estupendamente al juego, con gentes como The Offspring y Bad Religion. Unos ya dirán, wácala, pero ya los quiero ver cuatro horas después de jugar, con los pulgares destrozados, cantando "¡ya ya ya ya ya!".