Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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8. Shenmue II

Una de las injusticias más grandes en la historia de los videojuegos fue el hecho de que aún cuando el Dreamcast volaba alto, había demasiado escepticismo por parte de compañías y jugadores por igual, que no se atrevían a darle el beneficio de la duda a Sega y prefirieron finalmente esperar al Playstation 2. Muy frustrante para aquellos que tratábamos de hacer campaña por el pequeño milagro blanco que nadie pelaba.

En ese entonces pensábamos que teníamos un as bajo la manga: Shenmue. Nadie sabía qué significaba el nombre, pero su estátus se había hecho legendario aún antes de lanzarse. Desarrollado por Yu Suzuki (famoso por Virtua Fighter), y en producción desde los tiempos del Saturn, el proyecto resultaba tan ambicioso que a nadie nos quedaba claro de qué se iba tratar, pero teníamos una idea de que iba a ser espectacular. En los videos promocionales vimos a un joven navegando escenarios increíblemente detallados, tirando golpes en lo que parecía una versión simplificada del motor de Virtua Fighter, y, quizá lo más alarmante, secuencias enteras llamadas "quicktime events", en los que presionar botones en el momento preciso determinaba las acciones en pantalla. Hasta Suzuki había inventado un nuevo género para describir a su proyecto bebé: FREE (Full Reactive Eyes Entertainment).

Cuando finalmente fue lanzado, ya cuando el Dreamcast empezaba su descenso, fue recibido con reacciones mixtas. Mientras que muchos críticos aplaudieron la visión de Suzuki y el gran esfuerzo que suponía crear un mundo vivo y reactivo, como lo hizo Daily Radar ("Best. Game. Ever.", dijo el site más respetado en ese momento, medio en serio, medio en broma), la mayoría de los jugadores encontraron suficientes cosas de qué quejarse. Siendo perfectamente honestos, Suzuki no había inventado un nuevo género: Shenmue era un juego de aventuras, con ligerísimos elementos de RPG. Pero pese a que el género de aventuras había pasado de moda desde mediados de los noventa, eso no fue lo único que alejó a la mayoría de los jugadores.

Shenmue tenía fallas inherentes a su propósito inicial: contar una historia arrobadora en un universo lo más realista posible. Por más increíble que resultaba tener a multitudes con las que uno podía interactuar, seguir a sus casas, con rostros completamente distintos, etc., había limitaciones que llegaban a frustrar al más paciente. Como el juego se medía en una versión acelerada del tiempo real, en la que una hora tomaba sólo cinco minutos, lograr avanzar algo en un día se volvía un reto, ya que siempre había que regresar a casa a dormir a las 10 de la noche. Realista, sí, pero rompía la inspiración a cada rato. Las citas y encuentros eran también problemáticos, ya que si te decían "ven a verme en el bar de Nichi dentro de tres días, a las 3:00", no te quedaba de otra más que esperar los tres días sin poder avanzar nada en la historia. Siguiendo con la propuesta realista, AM2 había incluido muchísimas diversiones ajenas a la historia para poder matar el rato, como poder jugar juegos clásicos de Sega en los Arcades, o coleccionar figuritas de máquinas expendedoras (huevitos, pues). Todo muy bien, pero la historia era realmente interesante, y detalles como éstos cortaban el sentido de urgencia del juego. Llega un momento, incluso, en el que el hilo de la historia se corta por completo porque te ponen a trabajar cerca de un mes manejando un montacargas. Aunque las primeras dos veces que te montas en el carrito es divertido, a la segunda semana me estaba enfermando de hacer lo mismo una y otra vez.

En pocas palabras, el juego comenzaba con Ryo Hazuki, hijo de un maestro de artes marciales, regresando a su casa para presenciar cómo un chino misterioso asesina a su padre y le roba un espejo antiguo. Lo que sigue es un trabajo de detective para encontrar el paradero del asesino de su padre, y también para descubrir la importancia del espejo que habían robado. El subtítulo de Shenmue es Chapter I: Yokosuka, por lo que todo tiene lugar en el pueblito japonés donde vive Ryo. Para cuando el juego termina, no se ha descubierto demasiado, mas que el chino es un tremendo kingpin de Hong Kong, por lo que el primer capítulo cierra con Ryo abordando un viaje con destino a la otrora colonia británica.

¿Y luego? Nos quedamos picados y colgados. Después de mucho tiempo se anunció finalmente la salida de Shenmue II, pero para desgracia de los fans de Shenmue en América, sólo fue lanzado en Europa y Japón, ya cuando el Dreamcast estaba dando sus últimas patas de ahogado en Estados Unidos. Resulta que Shenmue, al igual que otros sleepers como Space Channel 5 y Skies of Arcadia, no vendió muy bien, así que una secuela no se le antojó muy redituable a Sega of America. Bummer. Lloramos y pataleamos, y aunque por un rato pareció que no nos hicieron caso, a Microsoft se le ocurrió comprar el juego y hacer un port para su flamante consola, el Xbox.

Aquí es donde llegamos a Shenmue II.

Shenmue II corrigió muchos de los errores de su antecesor y, al contener tres capítulos más, avanzaba la historia maravillosamente. Si el pueblo de Yokosuka parecía grande y detallado, no hay compración con los locales que Ryo visita en Shenmue II: la cantidad de cosas que ver y hacer en Hong Kong es inverosímil, con toda la actividad que se puede esperar de sus bulliciosos distritos comerciales. Es fácil perderse, por lo que AM2 incluyó un detalle bastante mono en el que si preguntas por una dirección, algunos personajes te invitarán a seguirlos y así enseñarte el camino. Bien para los que se pierden fácilmente, aunque resulta algo lento avanzar de esa manera.

En cuento al tiempo real, cuando se concerta una cita, el juego te presenta la opción de esperar hasta que sea la hora del encuentro, o adelantar el tiempo para asistir a la cita inmediatamente. Esto eliminó bastante la frustración de estar esperando sin hacer nada, pero creo que también por eso vi menos de las diversiones opcionales que ofrece el juego. Por ejemplo, nunca me enteré cuáles juegos había en el Arcade, porque el ritmo del juego ya no permitía tanto tiempo para distraerte con cosas así de triviales.

En el primer capítulo, Hong Kong, se encuentra bastante información, pero es hasta que Ryo se topa con Ren, un pandillero que a cada rato intenta estafarlo, que el juego se transforma y deja de ser una empresa de detective y se torna un juego de aventuras en todo el sentido de la palabra. Ren es un personajazo, por cierto. Decide ayudar a Ryo porque piensa que detrás de la búsqueda de Ryo hay mucho dinero, y lo lleva consigo a Kowloon, donde deben infiltrarse a la banda de criminales que liderea Lan Di, el chino que dejó huérfano a Ryo. El capítulo III, Kowloon, es toda una serie de enfrentamientos, persecuciones, revelaciones, que culminan con el momento en el que finalmente se ven las caras Ryo y Lan Di. Lástima, Lan Di lo observa desde un helicóptero, por lo que Ryo no tiene oportunidad de vengarse en este juego.

Y todavía falta el capítulo IV. Honestamente, después de un clímax como el que da cierre al capítulo III, uno no puede esperar mucho de la última parte del juego. Y, en términos de acción, ciertamente el viaje a la villa de Bailu no tiene mucho que ofrecer. Sin embargo, la caminata que realiza Ryo junto a Shenhua en el bosque que lleva a Bailu es una de las piezas más poéticas que haya existido para un videojuego. Después de tanta ruindad y decadencia en Hong Kong y Kowloon, caminar entre flores y platicar con Shenhua sobre mapaches, Japón y otras cosas sencillas... es simplemente hermoso. El personaje de Shenhua había aparecido desde el primer juego, en sueños, y en los intros de ambos juegos, pero es hasta que uno llega a la pequeña villa china que ella y Ryo pueden estar juntos. Ryo viene de masacrar un punk en una azotea y ver como el asesino de su padre se escapa en helicóptero, pero cuando Shenhua le pregunta intrigada que qué cosa son los automóviles, es imposible no ablandarse ante sus maneras sencillas y su optimismo sin preocupaciones. Una vez que llegamos a su aldea, uno recibe un regalazo: saber finalmente qué significa la palabra Shenmue.

El juego termina en una nota que nos dejó a todos con cara de what???; después de tantas y tantas horas de ver y pelear e interactuar en uno de los mundos más realistas que han existido en la historia de los videojuegos, el juego te lanza una curva y termina de manera que uno quisiera que ya hubiera salido Shenmue III. Desgraciadamente, otra vez las ventas de Shenmue II no fueron exactamente espectaculares, por lo que el futuro de la franquicia está en duda. Yu Suzuki ha dicho que quizá termine la historia (inicialmente de 10 capítulos) en una película, pero eso sería decepcionante. Sólo nos queda esperar a ver que decide el señor.


Shenmue II peleó por su lugar en esta lista. Hubo veces en que lo dejé de jugar y después de mucho tiempo lo retomaba. Pero al final Shenmue II es un juego que siempre recompensa el trabajo duro, y le regala al jugador momentos excepcionales que no he encontrado en ningún otro juego, ni antes ni después. Quizá el factor decisivo para agregarlo aquí fue que es un juego que me hizo sentir especial, en verdad, muy afortunado de haberlo conocido y jugado hasta el final. Espero que otros se interesen por él y lleguen a disfrutarlo tanto como yo.

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