Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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2 kool for skool pt. 2

Gee, this Letras stuff looks SWEEET!!
Seguir jugando Viewtiful Joe es como no querer soltarse del collar de un pitbull bravo, porque uno se encuentra demasiado ocupado disfrutando la zarandeada. De verdad, lo tengo desde el fin de semana pasado y apenas ahorita pude pasar la mitad del segundo nivel. Tough as nails.

Llegar al Tec de Monterrey no fue para mí el culture shock que es para la mayoría de los alumnos que vienen de otros lados; como venía de dos prepas distintas del Tec, ya conocía sus mañas y su modo de trabajar. No hubo sorpresas ahí. Pero... igual y esto es chiste local, pero a algunos maestros les gusta preguntar al inicio del semestre "¿y qué esperas de la clase?". En esas ocasiones yo me encojo de hombros... o sea, sorpréndame señor(a), para eso le pago. Si me hubieran preguntado qué esperaba de la carrera al iniciarla, en ese momento tenía una idea muy vaga de que iba a leer mucho, y eso estaba bien. Las poquísimas clases de arte y literatura que había tenido hasta ese momento me habían agradado bastante, y toda materia que lidiara con números y conceptos abstractos me frustraba mucho, por lo que entré al Tec pensando: "al fin, una carrera donde todo me va a gustar".

Boy was I ever wrong.

Mi primer semestre fue una especie de extensión de la prepa, porque no llevé ninguna clase de Literatura, sino lo que llaman "el tronco común": clases que todos los estudiantes deben llevar para que, sin importar el desastre de carrera que hayan elegido, al menos sepan agarrar bien el lápiz. Tuve que sufrir clases soporíferas como Cultura de Calidad y Análisis de la información, ah, y Gramática Superior, que sí era de la carrera. Pero mi mayor trauma fue Estadística. ¿Qué hacía Estadística en el programa de LLE? Reprobarme, eso es lo que hacía. La tuve que cursar de nuevo el siguiente semestre y estuve a punto de tronar otra vez, pero sólo tuve que donar un poco de sangre para que me pasaran. True story. Honestamente no tengo idea de cómo aprobé esa materia, porque a todas luces estaba completamente perdido.

Acerca de la sangre, y para que no se diga que escribo muy confuso: el maestro pidió un montón de cosas que no venían al caso, como donar sangre o ayudar a unos damnificados, y te daba puntos por ello. Yo casi nunca hice nada de eso, pero como quiera pasé.

Todavía tenía el cabello largo y los aretes en ambas orejas, así que probablemente me veía... extraño. No hice amigos ese primer semestre. En vez de eso, traté de "aclimatarme" a mi nuevo estilo de vida (según) y me puse a leer. Leí mucho. Me fui a lo seguro y leí casi todo lo de García Márquez y luego lo de Vargas Llosa. Qué pena empezar a leer en profesional comenzando por el "Boom", pero en mi defensa, al final acabé haciéndolo por gusto, no por obligación. Nunca tragué a Cortázar, Cien Años de Soledad me pareció un libro demasiado genial para que lo hubiera escrito García Márquez, y mi novela favorita de Vargas Llosa es la casi nunca mencionada La guerra del Fin del Mundo. Diría que leí más autores, pero, como me pasa con la música, traté de leer toda la bibliografía de un autor antes de pasar a otro.

-Sí, Kahn, pero recuerda que los postulados del postmodernismo aparecen por el desencanto posterior a la Segunda Guerra Mundial...

-Cierto, cierto. Pero si me permites volver a Nietzsche...

Y aún así, no me sentía diferente. A veces sentía que debía participar del remolino cultural que es Monterrey, y dudaba frente a los cafés, si meterme a leer un libro cuando bien podía hacerlo en el parque Roma, con una bolsa de Churrumais y una coca al lado, como siempre había leído los comics del Hombre Araña. O en mi casa, vaya. De repente había lecturas, cafés literarios, exposiciones y presentaciones de libros, a los que no sabía si asistir o no. Aunque nadie me lo dijera, como estudiante de Letras pensé que era mi obligación estar ahí. Ahí estaba la acción, apoyando a aquello de lo que formaba parte. Arte. Cultura. The full intelectual experience.

Supongo que esas cosas no tienen nada malo, si se hacen por gusto. Me gustaba ir al museo, por ejemplo, si había cosas interesantes. Pero yo no sabía si realmente me gustaba todo el paquete. Como por ejemplo, es fácil encontrarse a otros compañeros que no pierden oportunidad de decirte orgullosamente "yo no veo tele". ¡I love TV! En la carrera había muchos phonies (como los llamaría Holden Caulfield) que adoraban presumir el no hacer ciertas cosas. Estaba confundido. Empecé a aborrecer a las pocas caras conocidas, a los letrólogos de otras generaciones, a falta de conocer a los de la mía. Porque si bien tengo entendido, mi generación sólo estuvo formada por... 2 personas.

El primer semestre pasó sin pena ni gloria. Creo que se vio marcado por mi intenso afán de querer adaptarme a un modelo intelectual que me era completamente ajeno. Con el siguiente semestre, comenzó mi gradual desilusión con la Licenciatura en Letras Españolas, e irónicamente, encontraría razones para sentirme feliz de haber elegido esa carrera.

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