Weird 2 minute feeling
Cuando Sara se fue, y yo ya estaba en mi cuarto ponderando que debía hacer a continuación, si leer
Halo o jugar
Halo, me llegó un sentimiento raro. Tenía la idea de que el año había empezado bien, en brazos de mi novia, y con toda mi familia intacta, pero no me sentía con la despreocupación común de los días en los que no tengo que ir a trabajar. Ya después de una hora, creo lo que me dio fue una breve resaca de lo que tuve que haber sentido toda la mañana del 31, quizá, pero estaba muy distraido como para darme cuenta. Sentí que algo faltaba. En mí. Y fue lo más raro porque la verdad no creía tener mucho de qué quejarme.
Por dos minutos sentí ese hueco, sentí mucho esa pieza que faltaba. Y sentí que
debía algo. Sentí que nadie me quería decir nada, pero que mucha gente estaba esperando algo de mí. Que pude haber hecho mucho más por Sara, quizá afectivamente, quizá por nuestro futuro. Que pese a que casi no tengo amigos, nunca hago nada por aquellos que todavía se acuerdan de mi. Que mis papás estaban contentos por mis regalos y por las pequeñas aportaciones que hago a la casa, pero que aún están pendientes mis logros que puedan hacerlos sentir orgullosos. Que ya debía haber hecho algo más a esta edad, quizá no un Orson Welles, pero sí algo que rompiera el momento congelado en el tiempo que estoy viviendo.
Y que no se malentienda: yo no me estaba reprochando nada, sino que... fue como si por primera vez me viera con ojos externos y viera el reproche ahí, esperando un pago por todo lo que se me había dado. Y yo, que soy feliz con mis pequeños logros, con hacerle una modificación al Xbox, bajar con éxito una película, pasar un nivel del
Hitman 2, de pronto me veo ante esta enorme deuda. Una deuda que sólo puedo pagar siendo exitoso, responsable y emprendedor. A lo mejor sí me estaba reprochando yo solo, una penitencia por no estar donde los demás esperarían que estuviese. No se. Aún en estos momentos trato de entenderlo, aunque ya con una mente más despejada. Porque por dos minutos me senté y sujeté mi cabeza, mi vista al suelo, pensando... pensando en lo que todavía debo. Al final suspiré, y la culpa y el vacío amainaron. "Se hace lo que se puede", pensé, con una mueca. Me pregunto si dentro de un año volveré a sentir lo mismo.
Puse
Halo. Me había quedado en la parte en que tienes que defender a los Marines que acababan de salir de las cápsulas salvavidas. En dificultad Legendary, los Marines mueren muy rápido...