Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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En un sueño, como Hide.
El nuevo diseño de Blogger ha de haber desatado la mayor de las vergüenzas al revelar la cantidad de mensajes que uno ha escrito: demasiados puede significar que uno no tiene una vida real lejos de una computadora, y muy pocos puede que indiquen que la persona en realidad no tiene mucho que decir. Bromeo, desde luego, pues en más de una ocasión he admirado blogs que son actualizados diariamente, así como aquellos en los que un post solitario entre dos semanas de nada asemeja una dulce gota de rocío en el desierto.

A mí me intriga que siento que he escrito tanto, y todavía no cubro uno sólo de mis cumpleaños. Eso puede que se corrija en los próximos meses. Puede.

Tengo varias cosas interesantes que contar (interesantes para mi, al menos), más que nada varias reseñas que tengo atoradas desde hace una semana. Voy a ser el último en reseñar Van Helsing, quizá coincidiendo con el lanzamiento del dvd. Si creen que comparto enteramente la opinión encontrada en Saratitlan, puede que se sorprendan. Otras dos películas por ahí que vale la pena mencionar, una por mala, otra por buena, y ya terminé Resident Evil de Gamecube. Tengo que escribir un comentario sobre esto último rápido, porque cuando lo terminé me di cuenta de que no detestaba el juego, como pensé que me iba a sentir, y creo que sé por qué. Pero como dicta la experiencia, cada reseña me va a costar cerca de tres horas, como mínimo, y que pena desperdiciar una tarde tan bonita. Mejor desperdicio mis descansos, que para eso están.

Esta mañana dormí pésimamente mal, con bruscos despertares cada hora y media. Pero pude tener al menos un sueño curioso. Era de esos sueños en los que uno se da cuenta de que está desnudo (o le falta una prenda). Estaba en una mezcla de primaria con personas que yo conocía de la prepa y la carrera... pero sí, todos éramos niños. Yo era nuevo. Pedí permiso para ir al baño, y cuando ya estaba allá me di cuenta de que se me había olvidado llevarme casi toda mi ropa, y sólo había llevado conmigo una colcha verde. Hey, es un sueño. Rápidamente se me ocurrió una solución, y me enrollé la colcha al cuerpo, y le di forma de vestido. Al final ya no era una colcha, sino, efectivamente, un vestido verde. Me despeiné un poco y dejé que el cabello me cayera sobre los hombros. Me miré al espejo y, no lo creerían, era una niña.

Volví al salón, y todos se asombraron al verme. Sabían que era yo, pero encontraban asombroso que pudiera pasar fácilmente por una niña. Me sentí vagamente orgulloso de mi "habilidad", recogí mi uniforme, que había dejado en el suelo, y me convertí en un niño de nuevo. El sueño terminó ahí, o no recuerdo qué más sucedió.

Antes que pensar en inclinaciones bisexuales latentes, creo que por alguna razón decidí tomar como material para el sueño el recuerdo de algo que mi madre ha contado en repetidas ocasiones. Dijo que el día que nací, todas las cunas del área de maternidad estaban ocupadas por niñas, salvo la mía. Y que cuando me cargaba, enfermeras u personas ajenas le decían que qué bonita niña había tenido. And I was a dude.

Ahora ni de chiste que me confundan con una mujer (aunque tengo pestañas obscenamente largas, qué le voy a hacer), pero me da gusto pensar que puede que vaya a tener los hijos más exquisitamente bellos de este continente. Al menos mientras sean bebés.

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