Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Esto acabó sonando bastante triste

Toda la vida he tenido un conflicto, que desde fuera podrá parecer que nomás está en mi cabeza, y probablemente es así. Ya no es un problema, como alguna vez lo fue, pero no ha desaparecido. Tiene que ver con como veo al mundo, la gente, todo.

Toda la gente que conozco (y con esto me refiero a todos los que mas o menos sé cómo piensan) son superiores o inferiores a mi. Con esto último de inferiores no quiero sonar pedante, pero sí, hay gente que simplemente no me agradaría estar cerca de ellos (como aquellos que se alocan por el futbol, o los que les gusta citar a Foucault en sus blogs cuando hablan de sus amigos). El punto es, todas las personas que conozco siempre me han parecido mejores o peores que yo, pero nunca iguales.

Me dirán, iguales no, claro; y ni peores ni mejores, sólo diferentes. Eso es obvio, pero la cosmogonía permanece: mi novia es mejor que yo. Mis vecinos son menos que yo. Tim es mejor que yo. La mayoría de mis compañeros de carrera son inferiores a mi.

Y una vez llegué a discutir con algunos tipos en la prepa del Tec, acerca de la clase media. Se hartaron porque creían que yo no entendía que no existe una clase media, sino clase media alta y clase media baja. Ése es el problema con los ricos: no creen que son ricos, creen que son clase media alta. Y en el centro de ese debate que no quedó en nada, estaba esa pregunta que no les podía decir porque no iban a entender: ¿dónde quedo yo? ¿Donde está la gente como yo?

Porque nunca he conocido a alguien que haya compartido las mismas extrañas circunstancias en las que fui creciendo. Una casa donde tardamos más en tener agua caliente que en conseguir una computadora. Que era un tejabán, pero dentro teníamos video, cd player, dos teles, etc. Con un terreno tan grande, que mientras nosotros 7 viviamos en una casita de cuatro cuartos, al fondo teníamos un patio tan grande que parecía cancha de futbol. O ir a una escuela de ricos, pero becado, y no por ser aplicado, sino por ser hijo de maestro, y al mismo tiempo ser más inteligente que la mayoría de los que habían pagado por entrar a esa preparatoria.

No sé, entre más quiero asirlo, menos puedo. No puedo esperar que la gente me entienda cuando yo mismo no sé precisar cuál es el conflicto. Sólo tengo una imagen, y a lo más que puedo resumir todo esto es que no conzco a nadie que pudiera haber replicado una estampa similar: yo, 13 años, sentado en la banqueta, con pantalones de mezclilla y una camisa blanca nueva, leyendo El Hombre Araña.

¿Uh?

Si no entienden nada de esto, probablemente es porque son mejores que yo... o no.

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