Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Cada palabra salva una vida

Alguna vez hice un comentario que confundió a un par de personas (y les azuzó la paranoia) sobre cómo, después de leer una sucesión de blogs al azar, me ponía, básicamente, furioso. Me metía a regioblogs.com o repasaba toda una barra de links a blogs desconocidos, y de rato ya se me había formado una úlcera. Frustración, asco. En ese entonces no lo supe explicar muy bien.

Ahora ya estoy seguro de lo siguiente: cuando veo un blog, sin importar lo trivial o pedestre de su contenido, quiero pensar que el autor ha tratado de retratarse lo más fielmente posible, en la confianza de que vale la pena compartir su persona (lo que piensa, lo que siente) con extraños. Eso me parece genial. Después de todo, nadie está obligado a tener un espacio en Internet. A uno se le ocurre, tengo algo que decir, quizá a otras personas les interese. A otras personas no les va a gustar, pero pues la idea es compartir... los aplausos son secundarios.

Esto es: yo vengo a arruinar todo con la noción de que establecer un blog implica un acuerdo de sinceridad. De entrada, puedo escuchar el refute, pero vaya, así es como yo pienso. Y cuando me desagrada un blog, es de dos sopas: a) al escribir su blog, el autor en toda su honestidad ha plasmado una imagen desagradable de si mismo, no muy alejada de la realidad o b)es un "personaje", una farsa... y la verdad, eso me da una flojera increíble.

Si de repente me atrevo a visitar blogs nuevos, es porque tengo la esperanza de que me voy a topar con una chava o un tipo inteligentes, que tengan algo interesante que decir y que sepan cómo decirlo. Pero después del noveno o décimo diario que refleja una personalidad sosa, ignorante y sin valor, debe pasar un buen rato antes de que me anime a una nueva expedición. Y si están finjiendo, peor: normalmente no me quedo el tiempo suficiente para darme cuenta de ello, ni tengo el sentido del humor para no verlo como una pérdida de tiempo.

Aparte de las agruras, lo que finalmente me provoca leer tanta basura, es escribir. Me pasaba todo el tiempo en las clases de Literatura, después de tener que sufrir docenas de novelas imbéciles. Me impulsa ese sentimiento de superioridad de gritar "¡Yo sí tengo algo que decir!" No me limito a reciclar el Filósofo de Güemez, ni me la paso diciendo "ésta es puta" o "pobrecito yo", ni cargo mis reflexiones con una actitud plastosa de "mis miles de lectores apreciarán esto".

Por eso a veces lamento que pasen días sin que ponga mas que algunas líneas sobre mi tía o cosas así, cuando todavía no he colocado aquí la monografía sobre el survival horror que he tenido por meses en la cabeza, la relación entre Rez y la obra de Kandinsky, o las docenas de películas oscuras que siento obligación de recomendar porque realmente hay varias joyas por ahí que prácticamente nadie conoce.

Y ni modo, los fines de semana trataré de sacar estos proyectos, mientras que el resto lo dedico a poner comics de Spiderman o viñetas de violencia doméstica. Y aunque estoy seguro de que hay gente a la que le doy hueva infinita, al menos duermo tranquilo a sabiendas que no estoy de oquis en el Internet, en los links de los demás por puro compromiso.

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