Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Cold Mountain

Antes de empezar The Wind-up bird chronicle, había estado leyendo Memoria de mis putas tristes, hasta que a la mitad me ganó el aburrimiento y ya no lo levanté cuando se cayó detrás de la cama. Antes de eso, había estado leyendo Cold Mountain.

Me econtré el libro en el avión de Los Ángeles a Dallas, regresando de mi luna de miel. Tenía en la portada las enormes cabezas de Jude Law, Nicole Kidman y Renée Zelwegger flotando sobre una montaña. Recordé que, en un documental, Anthony Minghella dijo que cada director que llegaba a leer el libro, de inmediato sentía deseos por convertirlo en película. Al final fue él quien la dirigió. No me gustan la películas de Minghella, pero el comentario fue suficiente para despertar mi curiosidad. Me robé el libro y lo estuve leyendo durante la mayor parte de noviembre.

A la mitad del libro, supe que jamás vería la película. No es posible que hubiera gente tan arrogante como para pensar que una novela así podría traducirse adecuadamente al cine. La historia es muy sencilla (Minghella dice que es una recreación de La Odisea, lo cual probablemente lo hace sentir muy listo), pero... el encanto del libro no está ni en la historia, ni en los personajes, sino en el desolado y macabro paisaje de la Guerra Civil que Charles Frazier describe. El grueso del libro lo forman viñetas que no tienen relación directa con los personajes principales, pero que le dan forma al ambiente de "tierra de nadie" de ese momento, en el que la guerra había detenido el tiempo y se había perdido cualquier semblante de una vida normal. La película ha de ser monstruosa por querer meter todo esto, o por dejarlo fuera. Es una situación donde simplemente no puede ganar.

Es una gran libro. Pero cuando lo terminé, lo arrojé contra la pared con todas mis fuerzas, frustrado por toda la rabia que me ocasionaron las últimas dos páginas. De aquí en adelante es spoiler country, así que si todavía no lo leen o no han visto la película, pueden regresar cuando terminen.

La cosa está así: Cold Mountain está estructurada de manera que los capítulos cuentan alternadamente la historia de Inman, un desertor del ejército confederado, quien emprende un viaje de regreso al pueblo de Cold Mountain; y la de Ada, la pretendida de Inman quien, al morir el padre de ella, se encuentra desamaparada porque su vasta educación no la preparó para ninguna actividad práctica. Al principio del libro, ambos personajes están en la lona, en el peor momento de su existencia, a punto de perder toda esperanza. Inman quiere regresar a Cold Mountain porque quiere volver a ver a Ada, y por eso arriesga un viaje peligrosísimo donde no puede confiar en nadie, so pena de que lo maten al instante o lo regresen al frente. Ada se muere de hambre porque no puede ni encontrar donde ponen los huevos las gallinas de su granja, en pleno deterioro.

Al principio me interesaba más la historia de Ada, quizá porque me provocaba una enorme simpatía la idea de una mujer culta absolutamente inepta en el mundo real. Todo eso acabó cuando a los pocos capítulos aparece Ruby, una muchachita medio salvaje que la empieza a ayudar a reestablecer el orden en la granja. De ese punto en adelante, los capítulos de Ada comenzaron a interesarme cada vez menos. La historia de Ada y Ruby es una de bonanza que en ningún momento se detiene. Yo esperaba que en cualquier momento llegarían los confederados a saquear la casa y violarlas, pero eso nunca sucedió. Todos los capítulos de Ada ahora estaban dedicados al "despertar" de Ada a las duras labores de granja; la relación de Ruby con la flora y fauna de Cold Mountain; la aparición y aparente redención del borracho padre de Ruby... La tragedia desaparece por completo de la vida de Ada.

No es que yo sea un bastardo con sed de sangre. Es que la historia de Inman es demasiado... tétrica, casi rayando en el chiste cruel. Aquí la falla de Frazier: a pesar de que Inman se repite a cada momento y nos asegura de que es un hombre desinsibilizado, sin rastro de humanidad por todo lo que hizo y vio durante la guerra, sus actos dicen otra cosa completamente. Supuestamente debería viajar entre sombras, pero Inman se la vive ayudando a casi cualquiera que se le pone enfrente. Y más de una vez, el acto de generosidad lo mete en más problemas. El principal acto de ingratitud que recuerdo es aquél capítulo en el que ayuda a un granjero a retirar el cadáver de un toro putrefacto del lecho de un canal. El hombre lo invita a su casa y lo deja sólo con su esposa ninfomaniaca (con todo e hijos negros). Después de que la mujer lo droga y casi le mete la cara entre sus piernas, el esposo llega y obliga a Inman a casarse con la mujer. Después lo saca de la casa, donde lo están esperando los cazadores de desertores que el granjero había llamado.

E Inman sigue, lamentándose de que ya no es un hombre, sino un animal, pero al mismo tiempo construye ataudes para los hijos de una viuda, o protege el único patrimonio de una solitaria madre de 15 años. De verdad adoré a este hombre, que a todos lados parecía llevar sobre sí su propia tormenta personal. Era todavía más doloroso su peregrinaje porque, al mismo tiempo, Ada estaba viviendo la vida de reina. Pero eso no me molestaba terriblemente... todavía.

El final de Cold Mountain es triste. Inman por fin llega a Cold Mountain, y encuentra a Ada. Ada había acompañado a Ruby a la montaña porque se enteraron que el padre de Ruby andaba moribundo en alguna cueva, baleado por Teague, el líder de la milicia local. Después de su encuentro, al bajar de la montaña, Inman se ve cara a cara con Teague, quien había aparecido como una presencia ominosa durante toda la novela. Uno sabe, siente, que Inman no va a salir vivo de la montaña, pero no es Teague quien lo mata. Lo mata un muchachito al que Inman había intentado perdonarle la vida. Una vez más, Inman hace una buena obra y se le regresa, letalmente, como karma podrido. La novela acaba con la estampa del pobre hombre en el suelo, moribundo, con la cabeza apoyada en las piernas de Ada. Fin.

Sólo que hay un epílogo. Un aborrecible, execrable, imposiblemente frustrante epílogo.

El epilogo toma lugar muchos años después. Ada se casa con "el chico de Georgia", un chavito que aparece de ningún lado en el penúltimo capítulo. Tienen muchos hijos. Viven una vida feliz, cantando y bailando, Ruby y su padre, Ada y su familia, todos juntos en la granja. Me pareció... el final más podridamente sucio que había leído en toda mi vida.

Porque aunque peque de romántico, casi de cursi en su dramatismo, el final de Cold Mountain está bien: Inman, después de pasar por todo un infierno, puede ver a Cold Mountain y a Ada por última vez. Se le permitió esquivar la muerte lo suficiente como para cumplirle este triste deseo. Pero... a lo largo del libro Ada realmente nunca pareció corresponderle a Inman con la misma intensidad. A veces se acordaba de él, como uno de sus más inusuales pretendientes, pero la mayor parte del tiempo sus pensamientos estaban ocupados en sus observaciones sobre el cuidado de la granja. Si el mensaje de la novela era que la vida es implacablemente dura, y no se puede ganar la gran guerra, sino pequeñas batallas, entonces cerrar con Inman desangrándose es un justo final. El epílogo destruye incluso este mensaje, reemplazándolo con uno muy triste: la vida es puro sufrimiento, desde la cuna hasta la tumba. Lo cual todavía sería aceptable (si bien deprimente) si fuera democrática la aplicación de esta tesis enfermiza.

¡Pero Ada se salva por completo de toda esta miseria, y de hecho su imbecilidad culta es recompensada con una familia feliz, mientras a Inman se lo comen los gusanos en algún hoyo! No entiendo... no entiendo qué es lo que la novela quiso decir cerrando de esta manera. Quizá sobreestimó el apego del lector al personaje de Ada. Esas dos páginas son un escupitajo a la cara, que quiero pensar que fueron insertadas a la fuerza por algún editor que pensó que el final era demasiado negativo. Igual yo las arranqué, y ahora poseo una "Edición Perfecta" de Cold Muntain.

Al final, aparte de ese amarguísimo trago, es un libro muy bello. Un capítulo en particular, "Bride bed full of blood", me pareció que debía incluirse en todos los libros de texto en Estados Unidos. Es un pequeño cuento de ternura, belleza y venganza. "A stopple to a demijohn of woes", mi subtítulo, proviene de ahí.

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