High Energy Protons
Me doy cuenta que el efecto revitalizador de los chocolates M&M es breve... acaso dura unos cuantos minutos. Estuvieron deliciosos, porque los compré en el Oxxo, no en el 7-11 de a la vuelta del trabajo. Este último minisuper se esmera en conservar sus golosinas (y la mayoría de sus productos) en condiciones de museo, por lo que siempre puedo esperar que sus chocolates M&M tengan una textura áspera, un color blanquizo, y el sentimiento de que aquí y allá lo que realmente estoy mordiendo son fragmentos de dientes.
Mercenaries (que Sara bautizó como
Misioneros en un
lapsus afortunado) es un juego asombroso; me da tristeza que no lo haya empezado inmediatamente después de
Resident Evil 4. Tristeza porque es un juego muy largo que voy a tener que truncar... quizá jugando alguna misión aquí y allá. Pero ya no le puedo dedicar toda mi atención, ahora que
Doom 3 y
Splinter Cell: Chaos Theory ya están aquí.
El PSP ya fue lanzado en América, mi hermano menor ya hasta está ahorrando para comprarse uno. Tiene su encanto, sin duda. El PSP, no mi hermano. Pero al final la realidad es que a un portátil sólo se le saca jugo cuando se viaja mucho, en tren, avión o camión, y la idea de sacar un PSP en un Sierra Ventana, mientras regreso de la casa de mis papás, es absurda. Y jugarlo en la casa... pues para eso uno gastó tanto en una pantalla plana de 34 pulgadas, con home theater.
Pero tiene su encanto.