Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Tale of the underdog

La cuarta temporada de 24 está recuperando el terreno que perdió la temporada pasada. Durante la tercera entrega se percibía quizá un exceso de confianza, pero también, de manera más curiosa, un bestial desconocimiento de las verdaderas fortalezas de la serie. La tercera temporada de 24 fue un frustrante torre de pistas falsas que al final sólo lograron un vacío de insatisfacción: llanamente, la primera mitad no tiene nada que ver con la segunda. El conflicto con los Salazar pudo haber alimentado una temporada completa, pero el desesperado énfasis en inventarle giros a la historia truncó esa línea de tajo, al grado de que a la semana siguiente no había indicios de que los mexicanos llegaron a ser una amenaza en potencia. Casi podía imaginarme que en el episodio final iban a mostrar el cuerpo mutilado y abandonado de Héctor Salazar, pudriéndose bajo el sol fronterizo, porque jamás nadie se volvió a acordar de él.

La cuarta temporada comienza evidenciando que a los escritores finalmente se les prendió el foco, al presentar a un Jack Bauer ajeno a CTU, pero al que el instinto de caza le traiciona y se inmiscuye en operaciones de campo sin poseer jurisdicción alguna. Los mejores momentos de 24 son y siempre han sido aquellos en los que Bauer se encuentra en una abrumadora desventaja. Aquellos en los que, a pesar de que parece ser el único que sabe lo que está pasando, encuentra resistencia no sólo por parte de sus enemigos, sino también de quienes deberían estar ayudándolo. Ryan Chapelle funcionó por mucho tiempo como este freno burocrático. Cuando a todas luces Jack se había ganado el título de héroe nacional y el apoyo completo del presidente, justamente sucede que creen que el presidente padece de sus facultades y lo atan de manos. Convertir a Jack Bauer en el enemigo público número 1 es un recurso que siempre ha funcionado, y parece que sólo hasta ahora se dan cuenta del valor de meter a Bauer en situaciones desesperadas.

Si no me creen, piensen en la situacíón contraria. Cuando Bauer tiene todo el control, es bastante desagradable. El punto más bajo de la temporada tres es cuando Jack asume la dirección de CTU... y el personaje se vuelve tan insufrible que el protagónico recae inmediatamente en Tony Almeida, quien en ese punto está entre la espada y la pared. 24 es un programa que apela a la simpatía de la audiencia, a la identificación de esa precaria situación de "uno contra el mundo".

Para mantener énfasis en esta situación, CTU ahora se ha convertido en "bitch central". No sólo está la chica de Soup Talk haciendo destrozos internamente, sino que la persona en control es una mujer inepta que se resiste a dejar que Bauer dirija la investigación. El único aliado que le quedaba dentro, Chloe, está fuera de la jugada. Y aunque en estos últimos episodios (transmitidos en México) Jack volvió a una situación privilegiada, júrenlo que la va a perder en un parpadeo. Simplemente, es la única manera en la que la serie funciona.

Cuando Bauer no está siendo perseguido por buenos y malos, lo que a veces hace la serie es enfocarse en personajes periféricos, donde la simpatía pueda presentarse más fácilmente. La tercera temporada siguió a Kyle, el chavito que según había introducido el virus, hasta que Jack tuvo que ponerse los cuernos al incitar la fuga de la prisión. Ya mencioné a Almeida, y en muchos sentidos Kim cumplía ese rol (por eso una vez que entró a CTU su personaje se volvió irrelevante). Ahora hay un par de personajes interesantes que no está muy claro hacia dónde los va a llevar la serie: Behrooz Araz y Richard Heller. Lo malo es que estos dos personajes aparentemente van a cumplir un rol similar... pero ya me he equivocado en el pasado tratando de predecir la serie.

Otro punto que han contemplado desde el principio es el de establecer que hay distintas amenazas avanzando paralelamente. Pocas cosas fueron más frustrantes la temporada pasada que descubrir que el verdadero villano no era Héctor Salazar, sino un agente rebelde que había estado tras bambalinas toda la primera mitad. Fue una jugada chapucera, un completo desperdicio. El personaje de Andrew Paige tuvo el propósito de mostrar que, aunque la prioridad principal era el rescate de Heller, los terroristas estaban tramando algo más. Así que esperemos que se nos haya dado ya toda la información necesaria, para evitar sorpresas desagradables.

Y aunque ver la temporada 4 de 24 era de rigor, el programa ganó tremenda categoría al incluir entre su elenco nada menos que a Tony Plana, el mismísimo Manny Calavera. Al señor primero lo conocí por una serie mediana pero entretenida llamada Resurrection Blvd., pero se elevó al estátus de rockstar cuando identifiqué que era su voz la del protagonista del juego noir de Tim Schafer. Aquí parecía que tenía un rol sustancioso, pero ya quedó fuera de la jugada. Igual siempre es un placer ver que está activo en proyectos grandes.

Se está poniendo interesante... se nota que los escritores están de puntillas sacándole la vuelta a varias trampas que los traicionaron en el pasado. A ver qué pasa.

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