King of the Ants
Un producto completamente fuera de lo ordinario para el director Stuart Gordon,
King of the Ants concentra en una historia urbana y modesta satisfactorias cantidades de sangre, violencia y locura. Es una de esas maravillosas historias en las que sus personajes se van hundiendo cada vez más en un remolino infernal hasta tocar fondo completa e irreparablemente.
Sean Crawley (Chris McKenna) lleva una vida tranquila, poco interesante, haciendo trabajos temporales aquí y allá para ganarse la vida. En su último trabajo conoce a un afable tipo, Duke (George Wendt), que le ofrece un empleo más emocionante de lo usual: espiar a un contador de gobierno, y reportar todos sus movimientos a su jefe, Ray Mathews (Daniel Baldwin). El asunto se pone más serio cuando Mathews le pide a Sean que mate al oficial, por un precio... y Sean acepta. La cosa se pone
fea cuando Sean asesina al contador, se enamora de su esposa, y sus jefes se niegan a pagarle. Sean planea chantajearlos con ciertos documentos que tomó de la casa de su víctima, pero descubre, para su desgracia, que está lidiando con gente más peligrosa de lo que pensaba.
Una cinta de venganza, más que estrictamente de terror,
King of the Ants no deja de ser una experiencia brutal para el espectador. Las excelentes actuaciones del elenco (en especial de Wendt, poco que ver con
Cheers) hacen de la cinta una constante competencia para descubir quién es el ser humano más bajo. La película logra crear simpatía en el personaje que interpreta McKenna, lo cual es fascinante y perturbador, por los horrores que comete a lo largo de la historia. Llega un punto en el que nos sentimos mal por él, y queremos verlo triunfar... y entonces recordamos que se ha estado acostando con la mujer del hombre que asesinó. Ouch.
En contraste con el tono fantástico y épico de su obra inspirada en Lovecraft, Stuart Gordon demuestra que tiene igual facilidad para contar una historia de lo más desagradable en un ambiente realista y cotidiano. Sobreviven de su estilo algunos efectos especiales bastante atractivos, particularmente en una grotesca escena de alucinación, pero en su mayoría son usados para, en lugar de mostrar seres horribles, mostrar
actos horribles.
El título hace alusión al razonamiento al que llega Sean al final de la película, que engloba el sentimiento nihilista que transmite la cinta. Ah, tendrán que verla para saber cuál es.
King of the Ants es una pequeña gran cinta que trata de recordarnos que los peores monstruos yacen dentro de nosotros, dispuestos a despertar en cualquier momento.