Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Gente de los Internets, necesitamos hablar

 
Esto que voy a escribir ya estaba completito hace un par de días, pero cuando llegó el momento de publicarlo, Blogger decidió que mi página no existía y pulverizó dos horas de trabajo en un par de segundos. Con el corazón herido, decidí que de todas maneras era algo demasiado pretencioso, y que en mi próximo post hablaría de otra cosa.

Varios eventos me han hecho reconsiderar y voy a tratar de armar todo esto de nuevo. Creo que empezaba con una teoría basada en muchas horas de reflexionar sobre la actitud de ciertas personas. Iba más o menos así:

Cuando alguien decide que le gusta algo, esta decisión pasa a formar parte de su propia identidad. De acuerdo a lo que lo define como individuo ha determinado que el objeto de su afecto apela a sus sensibilidades, y se convierte en algo defensible. Cualquier amenaza, cualquier crítica a este objeto externo se convierte en una amenaza y crítica a la propia identidad del individuo.

Esto es, se torna en algo personal.

Es un torcido mecanismo de defensa, supongo. Si el sujeto X termina de leer Cold Mountain y decide que le ha gustado, manifiesta su identidad a través de esta decisión. Entonces llega el sujeto Y, quien afirma que Cold Mountain es un mal libro. El sujeto X resiente la agresión, quien no tiene más remedio que interpretarla como una crítica a su propia identidad. Después de todo, si Y tiene razón, quiere decir que X está equivocado. Y nadie quiere estar equivocado. Es un fuerte golpe al ego, una afrenta personal.

Lo que sigue casi siempre me da risa, aunque a veces me da tristeza y lástima. Risa cuando gente que no te conoce se toma muy a pecho lo que dijiste de sus películas o programas favoritos, y de pronto quiere verte muerto. Tristeza porque es la clase de cosas que hacen que hombres ya creciditos se agarren a golpes afuera del estadio de futbol sólo porque traen playeras de distinto color. Lástima porque pese a todas su rabietas, pese a toda esa emoción que quieren comunicar a través de insultos, de una manera anónima, en el blog de un pelado equis en el internet, al final los únicos que salen lastimados son ellos. Los que se lo toman personal.

Aquí va un secreto: desde que escribo públicamente, siempre he deseado dos tipos de comentarios para mis textos más analíticos, y los dos tienen que ver con nuestra capacidad para reconocer cuando nos equivocamos. Por un lado, después de exponer las razones por las que me gusta o disgusta algo, me gustaría que me llegara el comentario de una persona que había mantenido una postura contraria hasta antes de leer mi análisis. Que si yo comienzo a enumerar lo que me parece malo de una película, ponga de lado su ego y piense "tiene sentido". Nunca ha sucedido, y temo que jamás sucederá, mientras la gente se aferre a sus gustos como manifestaciones de sí mismos.

El otro tipo de comentarios, que hasta el momento tampoco han aparecido, son aquellos que idealmente refutarían mis argumentos de manera clara, racional e inteligente. Yo no tengo ningún problema al momento de aceptar que me he equivocado, para molestia de quienes me corrigen buscando humillarme. Desde que me hicieron notar que Frances McDormand en realidad no era la mamá de Brandon y Brenda en Beverly Hills 90210, hasta conceder a Arturo que Manhunt sí es un buen juego después de todo, nunca he tratado de prolongar una discusión por puro orgullo, cuando al final reconocer los errores se trata de un aprendizaje benéfico y necesario. De hecho, si no soy lo suficiente claro, hago ahora mismo la convocatoria: si crees que estoy mal, y tienes los argumentos, ¡corrígeme! Nada me haría más feliz que, después de una ilustrativa exposición, agradecer a quien me haya sacado de un error del que no estaba consciente.

La cuestión es: cuando algo me gusta, me gusta saber exactamente por qué. Los mismo con las cosas que no me gustan. No es un esfuerzo consciente por hacer una crítica formal, o unas irresistibles ganas de joder. A veces sucede que después de pensarlo mucho, algo que es relativamente popular no termina por convencerme, y me gusta ver cómo podría mejorarse. Sería genial que todos reflexionaran sobre las razones por las que les gusta algo; no sólo se formarían de un criterio más agudo, sino que disfrutarían sus predilecciones mucho más. En su lugar, la mayoría reacciona como si en lugar de haber leído "Quentin Tarantino no es tan buen director" se leyera "si te gustan las películas de Tarantino, eres un imbécil". Es obvio que están enojados, y que piensan que estoy equivocado. Vale. Pero jamás intentan destruir mis argumentos, sólo aúllan y se rasgan las vestiduras como si yo hubiera molido a patadas a sus abuelas. No me queda más que encogerme de hombros y reírme.

Supongo que no se puede hacer mucho al respecto, cambiar los instintos de la gente de los Internets. Lo que sí puedo hacer es cerrarle la puerta a aquellos que no tienen algo constructivo que decir, y en su lugar prefieren intentar agredirme sin responsabilizarse de sus palabras. Si alguien tiene algo verdaderamente importante y valioso que decirme, registrarse en Blogger no ha de resultar ningún problema. O mejor aún, mi correo está a mano derecha, y siempre estoy feliz de obtener retroalimentación de este humilde espacio.

Para aquellos ardidos que no saben dónde están sus prioridades... estoy seguro que el coraje no les dará para tanto.

1 Comments:

Es de ley el negrito en el arroz, la mosca en la sopa y el pelo en el taco. No queda más que bloquearlos a la goma y desear que algun día se les abra el criterio.
Saludos!
Luiz
luiz.bitacoras.com

By Blogger Luiz, at 11:52 am  

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