Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.




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Desconocidos, rockstars y gorilas en la FIL

Después de empujar a un niño gordito que no se movía de un pasillo en el stand de Librerías Castillo, quise hacer un chiste y le dije a Sara:

"En vez de Feria del Libro deberían decirle... la... la... la Feria de la Gente..."

Se me había chupado el cerebro. Estaba cansado y abrumado por la multitud.

No comprar nada (o comprar libros inútiles) y encontrarme con gente indeseable es lo único que saco casi siempre que voy a a la Feria. Aunque sí salí con las manos vacías, esta vez fue ligeramente distinto, sin embargo.

Estaba viendo unos estantes de comics y en eso un chavo me preguntó cuánto costaba un libro. Antes de que le dijera que yo no trabajaba ahí, le veo la cara y muuuuuuuuy vagamente me dio la impresión de conocerlo. A él, sin embargo, casi se le ilumina el rostro. "¡Ah, tú eres el hijo del profesor tal!" Y me preguntó por mi vida y que en qué estaba trabajando y que se acordaba de que yo había estudiado en Letras y de las clases que llevamos juntos y no sé cuánto más. Y yo todo el tiempo con esta cara:

Dude, who ARE you?

El cuate estaba súper amigable, y me sentí mal porque no sabía qué decirle. Sí medio lo reconocía, pero lo que se me ocurría no venía al caso. Ni modo que le dijera "ah, tú una vez me preguntaste por la clase de Textos Medievales porque te gustaba el rol, ¿no?" Muchas horas después me acordé finalmente de quién era, pero tampoco hubiera sido correcto decirle "ah tú eras uno de los amigos del novio de Chevita", sobre todo porque "Chevita" era un apodo un poco malicioso que yo había inventado y que sólo Sara conocía. Al final se despidió muy efusivo, seguro sacado de onda porque yo casi no emití palabra, y me pidió que le mandara muchos saludos a mi papá. Ya finalmente me ahorró la vergüenza de preguntarle y me dijo su nombre, al menos para pasar el saludo completo. Y no, su nombre tampoco me sonó.

Sentí que me había portado muy grosero, y me quedó un sentimiento medio desagradable. Me duró muy poco, porque al dar la vuelta en un pasillo agarré del brazo a Sara y le dije alarmado: "ahí está Alejandro". De inmediato nos pusimos muy nerviosos, como si nos hubieramos topado con nuestro rockstar favorito. Y en cierto sentido, así era.

 
A good guy.
 
A diferencia de la bestia innombrable, Alejandro Valdés del Bosque es uno de los mejores profesores de Literatura que han habitado el planeta Tierra. La mayoría de las clases de LLE fueron poco memorables y algunas activamente las he bloqueado, porque de hecho me envenenaron la cabeza, pero las clases de Alejandro fueron un compilado de Greatest Hits en lo que a enseñanza se refiere. Si algún día lo ven en la calle, salúdenlo y díganle que sin él de francotirador la Literatura hubiera perdido la guerra. O algo.

Claro que para nosotros Alejandro había alcanzado niveles de mitificación monstruosos. Ya las últimas veces que nos acordábamos de él decíamos cosas como "¿recuerdas cuando me tocó la frente y de repente ya me sabía todo el Amadís de Gaula?" Por eso cuando lo vimos nos pusimos nerviosos y no quisimos toparnos con él. Tratamos de sacarle la vuelta, pero así sea en la Feria del Libro o en los puesteros del Puente del Papa, navegar un lugar serpenteando significa que eventualmente te vas a topar con tal persona, a veces constantemente.

La pobre acompañante de Alejandro supo exactamente qué hacer cuando nos acercamos a saludarlo, y siguió por el pasillo sin detenerse. Probablmente la mujer se había hartado a la octava vez que un alumno lo detuvo para decirle cómo es que había cambiado su vida. Recordando que él había partido a España a estudiar una maestría o doctorado en mis últimos semestres, le dije en tono de broma: "cuando usted se fue, perdí todo el interés en la carrera". Y zaz, al acabar de decirlo me di cuenta de que era verdad. Sara y yo no deshicimos en cumplidos y nada más nos faltó echarnos al suelo y gritar "we're not worthy!" Finalmente lo dejamos ir. Nunca lo habíamos platicado, pero creo que Sara y yo siempre estuvimos de acuerdo en que si alguien merecía saber lo increíble que era, ese era Alejandro Valdés.

Al final, aunque vi un par de libros que me interesaron un poco, lo único que hizo la Feria fue convencerme de que tenía que pedir varios kilos de libros de Amazon. En la última Feria compré Humo y espejos de Neil Gaiman, y juré que sería la última traducción de un libro en inglés que compraría en la vida. Horrible.

Al salir, en la puerta estaban manifestándose los PANtasmas, que tenían unas demandas algo truculentas.


Yo por eso prefiero a los PRImates. Quién sabe que exigían, pero sólo por manifestarse disfrazados de gorilas tienen mi inmediata simpatía.


Al principio creí que los dos grupos estaban aprovechando la presencia de los visitantes a la Feria, pero Sara recordó que ayer había sido el Informe del gobernador. Eso tenía más sentido.

4 Comments:

me encanto la cara del bebé que era la misma cara que tu pusiste cuando el chavo hablaba y hablaba hhahahha

By Anonymous Anonymous, at 11:42 pm  

incremento de riñas en las cárceles?!
qué clase de petición es esa?

By Blogger Saraí, at 5:36 pm  

Toparse a Alex Parcifal debe ser cool, creerás que tneog meses de no verlo

Y si, encontrarse gente en la feria, no siempre es cool... actually i hate people

de hecho ahora mismo se escucha por mi ventana el ruido de los trogloditas de expotec y quiero cerrarla...pero tengo calor :S

By Blogger Herr Boigen, at 10:51 pm  

Yo era uno de esos changos, pero me da oso admitirlo.

By Blogger Arturo, at 3:52 am  

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