Had you been there tonight you might know how it feels
to be struck to the bone in a moment of breathless delight.



La Ilíada... claro...


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José Agustín, aquél autor que capturó la voz de una generación en sus textos para que quedara constancia de lo vergonzosamente estúpida que puede llegar a ser la chaviza, recuerda:

A los siete años de edad leí La Iliada, de Homero, en un ejemplar que me prestó un joven médico vecino. Se apellidaba Aldrete. Yo le había contado que a través de El libro de oro de los niños me fascinó la historia de la guerra de Troya, pero que esa versión condensada y adaptada para niños nada más me dejó picado. Él, entonces, me regaló un ejemplar de la saga de Homero en su versión original. (Bueno, es un decir, como comprenderá quien haya leído La hija de Homero, de Robert Graves.)

Y todos los que leyeron La hija de Homero se ríen de la deliciosa referencia mientras toman sus martinis.

Yo leo desde los cinco años, y todavía antes de eso me gustaba fingir que leía (agarraba el periódico y lo miraba fijamente, y me enojaba si alguien me interrumpía). Me encanta leer, pero si dijera que a los siete años podía entender siquiera parte de La Ilíada, probablemente sólo lo estaría haciendo para impresionar a chavitas culturosas. ¡No! El primer libro que yo leí fue un libro de colorear y actividades de Tiroloco McGraw. El primer libro que compré fue Horror 2, de la Editorial Roca. Lo compré en Gigante, con mi domingo, porque me gustaba la portada: era roja, con la cara de un demonio. Ese libro tenía cuentos buenísimos, pero también me trajo muchos problemas.

Solía llevarme ése y otros libros a la secundaria para leerlos en el recreo, si tenía tiempo. Una vez, el maestro de Laboratorio vio que lo tenía debajo del asiento y me dijo que si no se lo podía prestar. Entusiasmado, se lo presté, orgulloso de que se hubiera interesado por los libros que estaba leyendo. Una semana después, una auxiliar (creo que ahora los llaman prefectos) entró a la clase y por alguna maldad de uno del grupo comenzó a regañarnos a todos. El maestro se le unió y juntos nos dieron una intensa paliza verbal hasta que nos sentimos que el grupo 5 de primer año era el único responsable de nuestra sociedad decadente. De la nada, el maestro sacó del cajón del escritorio mi libro, y me señaló con el dedo: "¡a este muchachito, por ejemplo, le gusta leer libros satánicos!", dijo con voz ominosa. Yo me sentí pequeñito. El regaño duró otros cuarenta minutos, y varios salimos de la clase marcados como "el satánico", "el pandillero", "el ratero", etc.

Al menos al final el profe me regresó mi libro.

7 Comments:

Justo leìa esa nota hace rato. Buena anècdota. Cuando hojeaba el libro de oro de los niños -mentirìa si recuerdo el ejemplar- lo primero que pedì fueron una cerillas, en sus pàginas habìa una instrucciones para hacer figuras con ellas -no sè què versiòn rara del libro serìa ¡¡requiere cerillas para sus actividades!! De ahì que me hiciera aficionado a incendiar lo que encontraba a mi paso.
Extraña sociedad de infantes donde pertenecìa Josè Agustìn. Los imagino en unas instalaciones de màxima seguridad, sometidos a pruebas y estudios, gracias a los precoz y desbordado de su talento. Ahì pasaron su infancia, tal vez por eso nunca conocì a ninguno. Bah. Se me hace que a Josè Agustìn se le quedò el estigma de algùn regaño escolar: "el metiroso".

Saludos

By Blogger mr blickz, at 8:53 am  

de chico nomas leia los libros que ibas tomando decisiones y cambiando de pagina ... una ves me mataron a las 10 paginas de estar leyendo.

By Blogger rubas, at 7:44 pm  

En la escuela había un wey que le decían "Pedro el Satánico" jajajaja

By Blogger Arturo, at 7:48 pm  

Quien quiera superar a José Agustín en este tipo de declaraciones tendrá que decir que nunca tuvo necesidad de leer La Ilíada, porque cuando nació ya la tenía instalada en el cerebro.

Por cierto, me gustó mucho La Ilíada cuando la leí... a los 18 años. Pero si hubiera sido mi primer libro, probablemente también hubiera sido el último.

Bueno, como lo de "satánico" se le ocurrió a una auxiliar, no fue muy popular el apodo. El mejor y más ingenioso apodo que me han puesto es "Ruso", aunque eso fue en sexto de primaria. Sus orígenes merecen una historia aparte...

By Blogger Kurenai, at 10:33 pm  

Me encantó el primer párrafo de tu post, muy acertado.

Yo leí La Ilíada a los 18 y no le entendí nada. Se me hace que ese Jose Agustín ya estaba en las drogas a los siete años, o mínimo cuando le hicieron las preguntas esas andaba high.
--
Por favor, cuentanos la anecdota de tu apodo místico y exótico.

By Blogger Saraí, at 4:38 am  

y de lo de Silent Hill 4

By Blogger Arturo, at 5:46 am  

Recuerdo muy bien los primeros tres libros que lei cuando estaba en la primaria:
El primer libro que lei a los nueve(y que me abrio el gusto por devorar libros) fue "Lilus Kikus"de Elena Poniatowska, me lo regalo un treinton estudiante de la uam, amigo de mi hermana.
Los otros dos me los encontre husmeando en la biblioteca de mi casa: "Las Cronicas Marcianas" de Ray Bradbury y "La familia vino del norte" de Silvia Molina.
Desde aquellos dias conservo la costumbre de despertar y permanecer en la cama mas de una hora si un buen libro me atrapa.
J. Agustin se jacta de haber leido la Iliada a los siete, seguramente omitio el dato de que fue la edición sintetizada e ilustrada para niños, por que echarse los 24 cantos a esa edad esta ca...

By Anonymous Anonymous, at 1:09 pm  

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